10 razones para viajar a Cerdeña
✍️ Kris Monsalvo ⎮ Kris por el mundo
Cerdeña se ha convertido en los últimos años en una isla que atrae a miles de viajeros en busca de sus playas de arena blanca bañadas por aguas que se tiñen de todos los tonos azules que podáis imaginar.
Es un destino de verano, en el que el sol suele ser compañero de viaje y las buenas temperaturas el complemento perfecto para hacer que viajar a Cerdeña en los meses de estío sea una buena idea.
Sin embargo, más allá de esos fabulosos arenales, Cerdeña cuenta con tantos atractivos que, dado el tamaño de la isla, es casi imposible conocerlos todos en un solo viaje. De norte a sur del territorio sardo se pueden encontrar pueblos cimeros, recintos arqueológicos, playas de postal y ciudades con un pasado ligado para siempre a la historia española. Lugares que ver en Cerdeña y que hacen que esta isla italiana sea mucho más que un destino de playa.
Viajar a Cerdeña: 10 razones para visitar la isla
Cerdeña es una de las islas más grandes del Mediterráneo. Aunque una buena opción es viajar a Cerdeña en avión, si queréis recorrer la isla y evitar el gasto de un coche de alquiler, siempre podéis elegir la opción de hacer el trayecto en ferry desde el puerto de Barcelona hasta Porto Torres, al norte de Cerdeña. Es un buen lugar para comenzar a recorrer la isla y descubrir esas razones para conocer la isla de las que ahora os voy a hablar.
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1. Conocer Alghero
En el noroeste de Cerdeña se encuentra una de las ciudades más bonitas de la isla. Con un pasado en el que la Corona de Aragón tuvo mucho protagonismo, recorrer las calles de Alghero hará que muchos se sientan paseando por algún pueblo de Aragón o Cataluña. Sus plazas, sus antiguos palacios y su muralla forman un conjunto arquitectónico realmente atractivo.
2. Saborear la comida sarda
En los restaurantes de Cerdeña encontréis muchos platos típicos de la gastronomía italiana. Pero lo que no debéis dejar de probar son esas recetas típicas sardas. Desde el pane carasau que nunca falta en la mesa a la fregola (una pasta típica de Cerdeña), los culurgiones (pasta rellena de queso pecorino) o las saedas (una empanadilla rellena y bañada en miel, el postre más dulce que podáis imaginar).
3. Descubrir las domus de janas
La arqueología en Cerdeña tiene gran importancia. A lo largo y ancho de la isla hay cientos de recintos que transportan al viajero a la Edad de Bronce y a tiempos de fenicios y romanos. Uno de los lugares que merece la pena buscar al viajar a Cerdeña son las domus de janas, literalmente, casas de hadas. Se trata de tumbas que pueden estar solas o en necrópolis y que llegan a tener 5.000 años de antigüedad. Verdaderas casas subterráneas en las que enterrar a los muertos para esperar su viaje al más allá.
4. Visitar Cagliari, la capital de Cerdeña
Al sur de Cerdeña se encuentra la ciudad más italiana de la isla. Desde su arquitectura a sus habitantes, casi todo en esta animada ciudad recuerda a muchas del sur de Italia. Cerca del mar, entre los lugares destacados que ver en Cagliari se encuentra Il Castelo construido por los pisanos, dentro del cual está la Catedral de Santa María. Palacios, jardines, plazas, criptas y hasta un anfiteatro romano esperan en la capital sarda a los visitantes.
5. Pasear por Bosa, el pueblo más bonito de Cerdeña
La ubicación de Bosa, en una colina junto al río Temo, es uno de sus fuertes. Coronado por un castillo, en la distancia este pueblo parece un tetris en el que las casitas de colores se han ido encajando una a una. Callejear por sus callejas hasta llegar al castillo, visitar la catedral o sentarse a tomar el aperitivo en algún bar del Corso Vittorio Emanuele de Bosa son cosas que no hay que dejar de hacer al viajar a Cerdeña.
6. Ver la famosa playa de La Pelosa
Pasar el día en la Playa La Pelosa no es dicho y hecho. Para disfrutar de esta playa hay que reservar con antelación, puesto que tiene un aforo limitado. Eso supone el pago de una entrada y el cumplimento de ciertas normas, como llevar de forma obligatoria una esterilla evitando de ese modo llevarte ni un grano de la blanca arena de la playa pegado en la toalla. Por eso digo que merece la pena ver la playa, el espectáculo visual que ofrece merece la pena. Pero hay otras muchas playas en Cerdeña de las que disfrutar sin tantas condiciones y con mucha más tranquilidad.
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7. Viajar al pasado en los nuraghe
Los nuraghe son de los lugares más singulares que podéis encontrar al viajar a Cerdeña. Hay cerca de 7.000 repartidos por la isla y datan de la Edad de Bronce. Los forman torres defensivas que dominan asentamientos fortificados. Algunos de ellos, como el de Santa Cristina, conservan otra construcción nurágica, los templos del pozo en los que se rendía culto al agua.
8. Buscar el street art en Cerdeña
Cada vez son más los pueblos y ciudades que aprovechan los muros como lienzos para dar una nueva imagen a sus edificios. En Cerdeña también podéis encontrar ejemplos de arte urbano en diferentes lugares de la isla. Uno de ellos es San Sperate, a una hora de Cagliari, cuyas paredes empezaron a cubrirse de obras de diferentes estilos en los años 60 del siglo pasado. A fecha de hoy cuenta con más de 300. Otro pueblo también famoso en Cerdeña por su street art es Orgosolo.
9. Encontrar playas que parecen peceras
Si no te gustan las playas masificadas, por muy bonitas que sean, y quieres disfrutar del mar con más tranquilidad, no dudes en buscar playas naturales olvidadas por la mayoría de los viajeros. Nosotros llegamos a varias de ellas por casualidad, huyendo de las multitudes, y se convirtieron en nuestras favoritas. Playas sin ningún tipo de servicio, con accesos no siempre sencillos, pero en las que basta ponerse unas gafas para disfrutar de una día de snorkel en el que te sentirás metido en una pecera gigante. Os podría decir el nombre de esas playas, pero lo dejo a vuestra capacidad de búsqueda el llegar a unas u otras de esas playas olvidadas por los turistas.
10. Comer en un pueblo de pescadores
Lejos del mundanal ruido y de los grandes atractivos que animan a muchos a viajar a Cerdeña sigue habiendo lugares en los que el tiempo parece haberse detenido. Uno de ellos es Marceddi, un pueblo de pescadores junto a la laguna del mismo nombre. Aquí la vida es sencilla, con más barcas que coches, con garzas y flamencos en la laguna y aparejos de pesca al borde de la misma. Una parada para conocer otros aspectos de la vida sarda y disfrutar de una buena comida a base de marisco y pescado fresco en uno de los dos bares del diminuto pueblo.