5 ventajas de viajar sola y por qué no es para todos
✍️ Andrea ⎮Viajes guays
A menudo vemos a quienes no están acostumbrados a viajar echarse las manos a la cabeza cuando les dices que te vas sola de viaje unos meses.
Mi familia se pone a temblar cuando les hablo de mi próximo destino, a sabiendas de que casi nunca escojo países convencionales. En el otro extremo están quienes sí viajan con frecuencia e intentan convencer a cualquiera de las maravillas de viajar solo. “Tienes que probarlo”, “Es una experiencia increíble”, “Es wow”, son algunos de los argumentos que pueden soltar sin pararse a pensar que no, que viajar solo no es para todo mundo. En este post, te cuento mi punto de vista en uno y otro sentido.
¿Tienes un blog de viajes y escribes en español desde cualquier parte del mundo?
Por qué me animé a viajar sola y no me arrepiento
Mi primer viaje sola fue hace 7 años. No fue algo premeditado ni estaba deseando probarlo. Simplemente surgió. Desde hacía un tiempo me llamaba mucho la atención Bosnia y Herzegovina y los Balcanes en general y tenía ganas de conocer esa región. Pregunté a mi alrededor a quién le apetecía viajar a Bosnia y me miraban con cara de incredulidad: “¿Pero allí no siguen en guerra?”. Sabía que no resultaría fácil encontrar acompañante, pues a nadie le resultaba un destino tan atractivo como me lo parecía a mí. Entonces, pensé que si había países a los que yo quería ir, pero no encontraba compi de viajes, ¿significaba que nunca los conocería? Nada de eso.
Y así fue como empezó mi primer viaje sola durante dos semanas. La primera de todas las ventajas de viajar sola es obvia.
1. No dependes de otros para viajar
Ser independiente es una cualidad estupenda si te gusta viajar. No dependes de nadie para la elección del destino ni tienes por qué dedicar tus vacaciones anuales a un lugar que a tu acompañante le guste más que a ti. Simplemente decides qué parte del mundo te encantaría conocer y ¡vas! El único límite es que no encuentres billetes de avión que encajen con tu presupuesto, pero ¡eso está fuera del tema que nos ocupa!
2. No hay miedo, solo emoción
Los días previos a un viaje es normal que te asalten muchas dudas e, incluso, algún miedo que otro. En 2016 decidí irme por 3 meses a Georgia, periodo en el que sería mi cumpleaños y también Navidad. Me asustaba el hecho de no tener amigos con quienes celebrar mi cumpleaños o la Nochebuena. Esas tonterías me preocupaban más que dónde iba a vivir o la parte logística de un país del que no sabía nada. Ese miedo de los días previos se transformó en una enorme emoción cuando subí al avión y más cuando llegué a Tbilisi, la capital, y todo me sorprendía. Esa sensación la he tenido muy pocas veces en la vida.
3. Hacer amigos e interactuar con personas locales es más fácil
Cuando viajas sola, prácticamente te llueven los amigos. Especialmente si has elegido un destino poco turístico, es habitual que los locales se interesen por ti para ofrecerte su amistad o un buen plan. En Georgia conocí a una chica kazaja que me invitó a la boda de su primo en Kazajistán y que se celebraría un mes después (y a la que acudí). En Kirguistán compartí una cena, risas y música con un grupo de jubilados muy animados. En un pueblo remoto de Tanzania me invitaron a una tarde de pesca infructuosa. En Kosovo probé la fiesta electrónica nocturna con otro viajero que había visitado todos los países de Europa y otros tantos del mundo. Y podría citar mil ejemplos más. Estoy convencida de que la mayoría de estas situaciones no se habrían producido si hubiera viajado acompañada. Y es que cuando viajas con alguien, estás menos receptiva a las oportunidades de tu alrededor.
4. Organizas tus días como quieres
Me he acostumbrado tanto a viajar sola que me resulta difícil “adaptarme” a los planes en común cuando viajo acompañada. Organizar tu agenda del día a tu antojo es maravilloso: tú decides qué vas a visitar, a qué hora y dónde vas a comer y obviamente pasas de lo que no te interesa. No en vano, si viajas con más personas, no queda otra que tragar a veces con actividades que te gustan menos o que incluso no te gustan en absoluto.
¿Te gustaría fórmate en las últimas tendencias de Periodismo de Viajes, Marketing digital y Turismo?
5. Vives más que viajas
Anteriormente mencioné que cuando viajas sola estás más receptiva a todas las oportunidades y estímulos de tu alrededor. Este escenario no solo te sumerge en el autoconocimiento, sino también en una observación más profunda del destino. Probablemente tendrás más tiempo y momentos para fijarte en los detalles y analizar ese mundo nuevo que te rodea sin distracciones. Viajar sola te permite, en definitiva, experimentar un destino de un modo más vivencial.
¿Es viajar solo para todo el mundo?
Los filósofos de la vida y los gurús de los viajes te dirán que “viajar solo es una experiencia que te cambia la vida, un aprendizaje que te conecta contigo mismo y con la naturaleza, un…”. Posiblemente te miren por encima del hombro si les dices que tú nunca lo has hecho y que no te llama la atención.
Viajar solo no es para todos. Al igual que tampoco lo es viajar de mochilero o instalarse en un resort todo incluido con pulserita. Es más, diría que ni siquiera simplemente viajar es para todo el mundo. Lo que me gusta a mí puede que no te encaje a ti. Es posible que yo me emocione en un safari viendo a un ñu pariendo a escasos metros y tú lo hagas entrando y saliendo de las tiendas más exclusivas de la Quinta Avenida.
En conclusión, no hay forma mejor o peor de viajar. Cada uno decide cómo quiere emplear su tiempo libre. Al final, lo importante es que regreses a casa con una sonrisa y una mochila (o una maleta de ruedas) repleta de recuerdos y vivencias que te hayan hecho feliz, sean los que sean.