6 razones para viajar a Alemania

✍️ Marta y Guillermo ⎮ Viajando de Incógnito

Alemania es uno de los países más grandes de Europa y su tamaño le permite mostrar una gran diversidad a lo largo de sus diferentes Bundesländer.  

Recorrer Alemania es ir desde los Alpes en el sur, hasta el mar del Norte y el Báltico en su parte más septentrional, pasando cerca de las fronteras de todos sus países vecinos, nada más y nada menos que nueve: Austria, Suiza, Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Polonia, República Checa y Francia. Y ni con esas consigue puntos en Eurovisión. 

Si alguna vez te has preguntado si merece la pena dedicar tus vacaciones a conocer este país, aquí tienes

6 buenas razones para viajar a Alemania. 

1. Su buena comunicación 

Es muy fácil llegar a Alemania, pues sus numerosos aeropuertos la hacen muy accesible. 

Muchos de ellos están regentados por compañías de bajo coste, aunque cada vez lo sean menos, como el de Memmingen, Colonia, Dusseldorf o Baden Baden. Por ello, no te será difícil encontrar alguna oferta para visitar este país. 

Además, una vez aquí te puedes mover en tren, que, a pesar de no mostrar puntualidad alemana, llega a muchos de los lugares interesantes. Asimismo, la compañía de trenes, la Deutsche Bahn, ofrece gran variedad de billetes, por lo que seguro que encuentras uno que se amolde a tu forma de viajar.  

Por supuesto, una buena manera de conocer Alemania es en coche. Cómo no lo va a ser en un país que ha visto nacer a algunas de las marcas más míticas, como Audi, Mercedes, BMW o Porsche. Sus carreteras están bien mantenidas y, gran ventaja para los viajeros, no tienen peajes; por no tener, no tienen ni límite de velocidad en muchas zonas.  

Y si te gusta la bicicleta, Alemania es también un buen destino, pues aquí es un medio de transporte muy utilizado y hay numerosas rutas apropiadas para recorrerlas con ella. 

2. Su polivalencia 

Porque Alemania es un destino estupendo para todas las estaciones del año. 

Con el buen tiempo podrás disfrutar de sus ciudades, en cuyos numerosos parques se sientan los alemanes a tomar el sol y pasar un buen rato, y de sus pueblos, que están muy cuidados y perfectamente decorados con flores, así como hacer alguna de sus variadas rutas de senderismo. Además, en el sur de Alemania hay algunos lagos idílicos, que son perfectos para pegarse un chapuzón y refrescarse en los meses más calurosos y en el norte, sus playas nunca están abarrotadas. 

En otoño, el país tiene muy buenos destinos para disfrutar de los paisajes inundados de árboles que van cambiando de color, pasando por todas las gamas de amarillo, rojo y marrón. Además, igual no sabes que a los alemanes les encantan las calabazas, no sólo como elementos decorativos, sino en su mesa, como ingrediente principal en muchos de sus platos. Así, suelen organizar exposiciones sobre esta hortaliza, como la que se organiza en los jardines del palacio de Ludwigsburg, cerca de Stuttgart. 

Y cuando ya se han caído las hojas y llega el frío y la nieve, comienza el adviento, una época en la que Alemania se llena de luces y olores, que recuerdan que es hora de que te abrigues y vayas a tomarte un Glühwein a alguno de sus numerosos mercados de navidad. 

Es momento de elegir entre ir a alguna gran ciudad, como Berlín, Múnich o Dresde, donde hay mercados en casi todas las esquinas, o buscar los más tradicionales en pueblos más pequeños, como el de Monschau, Benedikt Beuern o Bad Wimpfen. Y si buscas el más especial del país, entonces te recomendamos acercarte a la Selva Negra, donde, en la barranca del Ravenna, Ravennaschlucht, organizan un mercado bajo un gran puente por donde pasa el tren regularmente. 

3. Sus hermosos paisajes 

De norte a sur, Alemania está plagada de hermosa naturaleza.  

La parte más septentrional del país está bañada por el mar Báltico y el mar del Norte. Aquí podrás disfrutar de sus islas y de sus playas, que están salpicadas por asientos de mimbre que te permiten disfrutar del mar a pesar del viento.  

Además, en la costa oeste de Schleswig-Holstein está el mar de Frisia, donde puedes, literalmente, pasear por el fondo del mar gracias a sus grandes mareas.  

Si te gustan los paisajes coloridos, recorre el brezal de Luneburgo entre agosto y septiembre, pues es el momento de floración de esta planta y la tierra se cubre de un manto de color púrpura.  

Bajando hacia el sur, puedes hacer una parada en el Harz, una zona de montaña de baja altura, llena de leyendas de brujas y con un pasado minero. Puedes elegir entre perderte por alguno de sus senderos o visitar algunas de sus pintorescas localidades, como Goslar o Stolberg. 

El perfil montañoso del sur de Alemania lo forjan las distintas cumbres de los Alpes, que hacen de esta área llena de lagos idílicos un lugar perfecto para el senderismo. Como es normal, es aquí donde se encuentra el pico más alto del país, el Zugspitze, con casi 3000 metros de altura. 

Para que tu ruta de senderismo por los montes alemanes sea perfecta, no dejes de parar en alguna de las cabañas de montaña, que suelen estar cerca del punto final de la ruta. Estas suelen ofrecer comida y bebida y, tras un largo paseo, no sabes lo bien que entra la cerveza y los platos contundentes de Alemania, que, te adelantamos, no se componen sólo de salchichas. 

También en el sur del país está la Selva Negra, una zona boscosa plagada de cascadas y pueblos pintorescos. Es también un buen destino para relajarse, pues tiene un par de ciudades balneario muy interesantes, como Baden Baden o Bad Wildbad. 

4. Su historia 

Porque en Alemania puedes aprender sobre todas las épocas de la historia.  

Así, el hombre de Neandertal recibe su nombre del descubrimiento en el Valle de Neander, que está cerca de Dusseldorf, y el Homo Heidelbergensis debe su nombre a la ciudad de Heidelberg, donde se encontró por primera vez fósiles de este antepasado de los hombres. 

También puedes recordar la época romana en ciudades como Trier o Xanten, recorriendo la ruta del Limes alemán, la antigua frontera del Imperio Romano, o en alguno de los museos sobre este tema en el Sarre. 

Por otro lado, Aquisgrán es perfecta para imaginarse el periodo carolingio y el país entero es ideal para rememorar la Edad Media, con sus pueblos y sus numerosos castillos.  

Y, por supuesto, en Alemania hay infinidad de lugares que te traerán a la memoria la historia reciente, la que va de la Primera Guerra Mundial a la Segunda, conflictos en los que, como ya sabes, Alemania fue protagonista.  

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Si te interesa esta parte, puedes viajar a Núremberg, donde los líderes del partido nacionalsocialista fueron juzgados por las atrocidades que cometieron. También puedes visitar algún campo de concentración, como Dachau o Sachsenhausen, donde se te encogerá el estómago y no podrás creer a dónde puede llegar la maldad humana. O acercarte a Potsdam, donde los jefes de las potencias victoriosas decidieron el futuro de Alemania. 

Y no nos podemos olvidar de Berlín en este apartado, pues es difícil encontrar un lugar donde se entienda mejor la tensión que había durante la Guerra Fría. Una ciudad que vio cómo del día a la mañana sus calles se dividían por un muro que tardó casi 30 años en caer, años en el que sus habitantes pertenecieron a países diferentes y aguzaron su ingenio para huir del Este al Oeste. Un lugar que vio nacer numerosos movimientos alternativos en ese clima opresivo creado por el muro. Berlín, una ciudad sin grandes edificios, pero que no deja indiferente a nadie.  

5. Sus rutas temáticas perfectas para hacer un Roadtrip 

Y es que Alemania tiene unas 150 rutas temáticas, que te permiten conocer este país tan interesante. Las hay para todos los gustos; por haber, hay hasta una de volcanes que recorre la región del Eifel. 

La más conocida es la ruta Romántica, Romantische strasse, que, saliendo de Würzburg, continúa por pueblos medievales de postal, palacios, castillos y ciudades históricas, hasta llegar a Füssen, donde, rodeado por los Alpes, te espera el castillo que, dicen, inspiró a Walt Disney para el de Cenicienta.  

Una de las más bonitas del país es la carretera de los Alpes alemanes, Deutsche Alpenstrasse, que es una ruta escénica que comienza en el lago Constanza y llega hasta el lago del Rey en Berchtesgaden. Por el camino disfrutarás de paisajes montañosos, hermosos lagos y podrás visitar palacios y monasterios cuyo entorno es, simplemente, perfecto. 

Menos conocida, pero no por ello peor, es la ruta alemana del vino, Deutsche Weinstrasse, que recorre parte de Renania Palatinado atravesando lugares de ensueño rodeados de viñedos, una zona conocida como la toscana alemana gracias a su clima suave.  

Recorriendo esta carretera al sur de Alemania, aprenderás que, oh sorpresa, los alemanes no beben sólo cerveza. Y probando sus vinos blancos, producidos con uvas como Riesling, Gewürztraminer, o Silvaner, descubrirás su alta calidad y te arrepentirás de no haber facturado o del poco espacio de tu maleta. 

Si te gusta el vino, tienes más de diez rutas con esta temática. Una que combina esta bebida y paisajes idílicos es la ruta del vino del valle del Mosel, Moselweinstrasse, que serpentea a lo largo de este río pasando por lugares vinícolas de una gran belleza paisajística, como Cochem o Bernkastel-Kues.  

Si viajas con niños, la ruta de los cuentos de hadas puede ser una buena opción. Esta comienza en Hanau, lugar de nacimiento de los hermanos Grimm, y recorre lugares relacionados con estos narradores y sus famosísimos cuentos, como Hamelín o Bremen. 

Si algo tiene Alemania, son castillos y casas de entramado de madera. Y, por supuesto, hay rutas temáticas para ambas. La ruta de los castillos, Burgenstrasse, pasa por más de estas 60 edificaciones en su camino entre Mannheim y Bayreuth, y la carretera de las casas de entramado de madera, Fachwerkstrasse, recorre casi todo el país con sus más de 3000 kilómetros y unas 100 ciudades en su camino, ahí es nada.  

Si no te va este tipo de edificaciones, te dejamos un camino que va por el norte del país, la ruta europea del gótico de ladrillo, que te permite descubrir ciudades tan impresionantes como Lübeck, la que fue la Reina de la Hansa, y tan poco conocidas como Tangermünde, cuyos edificios de ladrillo te dejarán con la boca abierta. 

6. Sus fiestas 

Puede que no consideres a los alemanes grandes fiesteros, pero cuando se ponen, se ponen.  

Está claro que la fiesta alemana más conocida es la Oktoberfest. Es tanta su fama, que si piensas en Alemania o en sus habitantes, es probable que te imagines a un hombre vestido en pantalones de cuero, lederhosen, y a una mujer con el típico vestido escotado, el dirndl. La imagen irá acompañada, seguramente, de enormes jarras llenas de cerveza. Aunque la Oktoberfest es mucho más que todo esto. 

Si viajas a Múnich entre septiembre y octubre podrás disfrutar de esta fiesta que, aunque nos guste, es cierto que hay mucho turista y que se bebe en exceso.  

Por eso preferimos las que se organizan en los pueblos de Baviera durante el verano y que te permiten descubrir la parte más tradicional de estas divertidas fiestas. Similares a la Oktoberfest, pero mucho más pequeñas, en ellas podrás disfrutar del buen ambiente compartiendo mesa con gente en trajes tradicionales y cantando las canciones de schlager que toca la banda de turno. 

La otra fiesta que te recomendamos pasar en Alemania es el carnaval

Aunque haya otras zonas donde esta fiesta tiene mucha tradición, como la Selva Negra o la zona de Maguncia, nosotros vamos a hablarte de Colonia, una ciudad en la que el carnaval comienza el 11 del 11 a las 11:11 y que, durante los días grandes, ve como sus calles se llenan de gente de todas las edades disfrazadas, que cantan y bailan las numerosas canciones escritas en el dialecto de la ciudad, el Kölsch, sólo para esta época del año. Y créenos cuando te decimos que se han escrito, y se siguen escribiendo, cientos de canciones de carnaval, siendo la más conocida la de Viva Colonia. 

El punto álgido del carnaval alemán llega el lunes, el Rosenmontag. Es entonces cuando se organiza un gran desfile, donde se tiran caramelos, flores y chocolates, y salen numerosas carrozas, que, en muchos casos, tratan sobre temas políticos de una manera muy satírica. El más grande de todos es el de Colonia, pero si lo que te interesa es ver carrozas con mensajes políticos, entonces ve a su ciudad vecina, Düsseldorf. 

Esperamos haberte convencido del gran destino que es Alemania, un país en el que llevamos más de diez años viviendo y que nos ha robado el corazón poquito a poco. 

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