Crisis de identidad bloguera

✍️ José Luis Bauset ⎮ Viajéfilos

Recuerdo cuando viajar y escribir era más fácil. Recuerdo cuando los que viajábamos por libre compartíamos nuestras experiencias en una página web para que otros lo tuvieran más fácil. Ese era el concepto, aquello eran los blogs como viajéfilos.

Aquello éramos los “blogueros de viaje”, un término que ni existía. Y adoptamos el anglosajón Travel Bloggers, para ponerlo bonito. Pero todo eso ha cambiado y ahora es difícil saber quiénes somos y a qué nos dedicamos. Para nosotros, estamos sufriendo una crisis de identidad bloguera en toda regla.

¿Por qué nos cuesta tanto saber lo qué somos?

La evolución de las redes sociales, la ansiada democratización de los viajes y la explosiva irrupción de la inteligencia artificial ha hecho que muchos de nosotros tengamos dudas de la viabilidad y el sentido de nuestra existencia.

En la tradicional ensalada de los bien llamados creadores de contenido, han comenzado a aflorar nuevos ingredientes, cuya sazón y entendimiento está muy lejos de ser sencilla.

De bloguers a otras cosas, casi sin enterarnos

Lo que inicialmente fueron herramientas de utilidad para los Bloggers, aquellas ancestrales redes sociales, como Facebook o Twitter, han ido quedando relegadas a las últimas posiciones en uso. Solo una suerte de nostálgicos tratamos de aprovechar el altavoz que suponen para nuestra promoción.

Pronto YouTube reclamó su parte del pastel y un canal de puro entretenimiento vio nacer, crecer y hacerse enormes a los famosos Youtubers. Por supuesto, también fuimos muchos los Travel Bloggers que intentamos llevarnos un trocito de ese espacio a costa de muchas horas de edición.

La versión pro de aquellos vídeos, derivó en el famoso TikTok, pequeñas píldoras de pocos segundos de duración, donde aparentemente no íbamos a tener cabida. Nada más lejos de la realidad, en menos de un minuto, en 30 segundos incluso, hemos sido capaces de adaptarnos y explicar con el mayor lujo de detalles posible, la experiencia que suponía todo un día de aventura, lo mejor de un destino o todo lo que comimos en dos semanas de viaje. ¿No negaréis que nos hemos adaptado a un ritmo vertiginoso?

¿Y ahora, influencers?

Pero a medida que han pasado los años, tal vez los meses, esa mezcla de creadores de la que hablábamos y a la que hemos intentado unirnos y adaptarnos, ha ido creciendo. Ya no sabemos si somos los creadores de aquellos blogs de viajes de principios de siglo (como suena de lejos eso), si somos Youtubers o TikTokers o queremos ser únicamente Influencers.

Y esta es la última de las palabras que ha venido a colarse entre nuestros sueños y deseos. De exploradores a “influenciadores”, ahí es nada. Instagram vino para ser el paradigma de lo moderno en viajes (y ya hay quien lo anda jubilando).

Cada vez herramientas aparentemente más sencillas pero ciertamente más complicadas. Te facilitan algunas cosas pero te atrapan como pocas. Uno sale de viaje y ya no sabe si sentarse a escribir una nota en la libreta, si dictarla al móvil mientras graba una secuencia de solo cinco segundos (ojo con que duren más y nos penalicen) y aprovecha para la última foto de la tarde. Por supuesto sin animales sufriendo (no vayamos a promover el maltrato y mira que no sé quien viaja con esa intención), sin niños (con lo fotogénicos que son y lo que disfrutan si es con respeto), sin gente (vaya la gente de aquí a pensar que el paraíso no existe) y a poder ser con un vestido vaporoso agitado por el viento, recién afeitado y con una buena dosis de filtros.

Todo multimedia sirve y si no vemos su utilidad mientras viajamos, seguro que a la vuelta le sacamos un rendimiento. ¿Fácil no?.

¿Tienes un blog de viajes y escribes en español desde cualquier parte del mundo?

La IA, por si algo nos faltaba

Pues no, ni tan fácil ni tan bonito. Ahora se nos cuela la inteligencia artificial, una mal llamada “herramienta”. Y digo mal llamada porque una creación que se nutre sibilinamente del trabajo de todos nosotros no debiera ser utilizada por quienes tanto criticamos el “copia-pega”. Y encima amenaza con hacernos desaparecer. Llamar herramienta a algo tan artificial como voraz, parece inapropiado.

Ahora nos toca reaprender SEO friendly de la mano de una de estas nuevas app, desarrollar prompts y saber qué preguntar para que el maldito buscador suba de nuevo a las mejores posiciones, ese contenido propio que ha refrito a su manera. Raro, raro, raro.

Y mientras tanto, tratamos de reinventarnos de blogueros de viaje a directores y protagonistas de nuestra propia miniserie, de narradores de viajes a presentadores en los principales canales de contenido, de Viajeros a Influencers.

¿Alguien me puede explicar, de todos estos, quiénes son ahora los Travel Bloggers?