Descubre con nosotros a los legendarios Guerreros Shaolin
✍️ Eva y Óscar ⎮ El tomavistas. Viajando Fetén
Cuando empezamos a preparar nuestro viaje a China, teníamos claro que una de las visitas que queríamos hacer, era al Templo de los legendarios Guerreros Shaolin, cuna del Kung Fu y del budismo Zen.
No sabemos si fruto de haberlo visto en tantas películas, series o incluso en documentales de la televisión, pero para nosotros, llegar hasta aquí, era un sueño viajero.
El Templo de los Shaolin, está situado en la provincia de Henan, a pocos kilómetros de la ciudad de Dengfeng, en la región de la Montaña Song.
Para llegar hasta el Templo, nosotros te recomendamos llegar primero hasta Luoyang, ciudad a la que llegamos en tren bala, y desde aquí dar el salto hasta Dengfeng.
Desde Luoyang hay buses diarios desde la estación de autobuses, que está justo al lado de la de tren, y desde el Centro de Autobuses Longmen. El trayecto dura aproximadamente una hora y media, y tienen una frecuencia de salida de treinta minutos, desde las 05:20 hasta las 15:30 h.
Incluso, puedes contratar un transporte privado, que es, por ejemplo, lo que hicimos nosotros.
La distancia entre las dos ciudades es de unos setenta kilómetros, que se salvan en poco más de una hora en coche.
Un poco de historia
El Templo Shaolin, o también conocido como Monasterio Shaolin, es un templo budista Chan, construido en el año 495 d.C. por el entonces emperador Xiaowen de la dinastía Wei del Norte (386-557) para el monje indio Batuo (Buddhabhadra).
Treinta y dos años después, otro monje indio, Bodhidharma, llegó al Templo Shaolin, siendo el primer monje que predicó las doctrinas Chan (Zen) aquí, por lo que fue honrado como el primer Patriarca del zen chino.
A partir de entonces, el Templo Shaolin fue reconocido como el origen del budismo Chan o Zen.
Situado en la Montaña Song, la Montaña Sagrada Central, el templo era frecuentado por generales y emperadores. Hasta su renacimiento moderno, la edad de oro del templo fue durante la dinastía Tang (618-907 d.C.).
A principios del S. VII, se decía que un pequeño ejército de trece monjes Shaolin había salvado al futuro emperador de la dinastía Tang, Li Shimin. Cuando asumió el poder, Li colmó de favores, tierras y riquezas al templo, que luego prosperó como un centro de Kung Fu, con maestros de todo el país.
El templo Shaolin alcanzó su punto máximo durante la dinastía Ming (1368-1644) y comenzó una clara decadencia, durante la dinastía Qing (1644-1911). En su apogeo, albergó a más de tres mil monjes.
Su larga historia incluye destrucciones y reconstrucciones, siendo la más devastadora la de 1928, cuando un incendio lo arrasó durante más de cuarenta días y lo destruyó casi por completo.
Tras sucesivas renovaciones, la mayoría de las arquitecturas del Templo Shaolin, que hoy conocemos, han sido restauradas o están en reconstrucción.
La filosofía Shaolin
La filosofía de los Guerreros Shaolin estaba profundamente arraigada en las enseñanzas del budismo Chan, una rama del budismo que enfatiza la meditación, la autoconciencia y la búsqueda de la iluminación espiritual.
Los monjes creían que lo mejor era vivir en armonía con el universo, cultivando la compasión hacia todos los seres vivos y practicando la disciplina como un medio para alcanzar la sabiduría interior.
El kung fu, para ellos, no era una herramienta de agresión o violencia, sino un instrumento para la defensa personal y la protección de los más vulnerables.
También creían en la importancia del trabajo duro, la perseverancia y la autosuperación.
El entrenamiento Shaolin
El entrenamiento de los Guerreros Shaolin era una disciplina ardua y exigente que comenzaba a una edad temprana y se extendía a lo largo de muchos años.
Este riguroso proceso tenía como objetivo, no solo forjar guerreros físicos excepcionales, sino también individuos con una profunda fortaleza mental y espiritual.
Los monjes dedicaban horas de práctica diaria al perfeccionamiento de las técnicas de kung fu, que abarcaban desde el combate cuerpo a cuerpo hasta el manejo de diversas armas, como el bastón, la espada y la lanza.
Además del entrenamiento físico, los monjes también se sumergían en las enseñanzas del budismo Chan, aprendiendo a meditar, cultivar la disciplina y alcanzar la iluminación espiritual.
Esta combinación de entrenamiento físico y espiritual convirtió a los Guerreros Shaolin en leyendas de su época, inspirando admiración y respeto en todo el mundo.
El Templo Shaolin
Como ya te comentábamos, el Templo Shaolin no es solo un monasterio, sino un lugar sagrado que ha sido venerado durante siglos como centro de budismo y cultura china. Su importancia radica no solo en su arquitectura y belleza, sino también en su papel como cuna del kung fu Shaolin.
El Templo Shaolin no es solo un edificio, sino un gran complejo, denominado Mt. Songshan, que comprende diferentes zonas, cada una con su propia historia y significado.
Sin duda, y es lo que creemos nosotros, la zona más interesante, es el Bosque de Pagodas, un antiguo cementerio para monjes eminentes, en la larga historia del templo. Cada pagoda contiene una tumba y hay tantas que el lugar parece a un bosque.
Qué ver y hacer en el complejo del Templo Shaolin
Una vez llegas a la entrada del complejo, verás el Centro de Visitantes, donde podrás adquirir la entrada.
Si te coincide con la hora de la comida, aquí puedes comer en alguno de los restaurantes que hay. Y si quieres comprar algún que otro souvenir, en esta zona del complejo te vas a encontrar varias tiendas.
Caminando desde el Centro de Visitantes, la siguiente zona que te vas a encontrar es el Centro de Entrenamiento Shaolin Temple Wushu (Artes Marciales), nosotros te recomendamos dejar esta visita para lo último.
Si continúas caminando, -puedes también coger un trenecillo eléctrico para continuar la visita-, a los veinte minutos más o menos, llegarás al Templo Shaolin.
Aunque el templo fue destruido y reconstruido varias veces, mantiene un estilo arquitectónico que refleja su larga historia, combinando elementos de distintas dinastías.
Una vez dentro del Templo, no dejes de visitar:
- El Salón de los Reyes Celestiales. Es el primer salón que encontrarás al entrar al templo. Está dedicado a los cuatro Reyes Celestiales que protegen la entrada.
- El Salón Mahavira. Es el salón principal del templo, donde se llevan a cabo muchas ceremonias religiosas. Contiene estatuas de Buda y elaboradas decoraciones.
- El Salón de las Mil Bodhisattvas. Este salón es conocido por sus numerosas estatuas de Bodhisattvas. Cada estatua tiene una expresión única y postura que representa diferentes aspectos de la iluminación budista.
- El Salón de los Monjes Guerreros. Este salón rinde homenaje a los monjes que han dominado las artes marciales Shaolin. Aquí puedes ver exhibiciones de armas antiguas y estatuas de monjes en poses de lucha. También se pueden observar murales que cuentan la historia del Kung Fu Shaolin.
- La Biblioteca del Templo. Alberga antiguos textos budistas y escritos sobre las artes marciales. Algunos de estos textos son extremadamente antiguos y valiosos.
- La Pagoda de la Campana. Esta estructura alberga una gran campana que se utiliza durante ceremonias importantes. Se dice que el sonido de la campana puede alcanzar varios kilómetros y es un símbolo de la llamada a la meditación y la práctica espiritual.
Dirígete ahora, al Bosque de Pagodas, ubicado a unos trescientos metros del complejo principal. Como te decíamos antes, este lugar es un cementerio donde se encuentran las pagodas que contienen los restos de importantes monjes Shaolin. Es un sitio único, con más de doscientas pagodas que varían en forma y tamaño.
No te vayas de esta zona sin visitar la Cueva de Bodhidharma, un lugar pequeño, pero cargado de historia y espiritualidad.
Para finalizar la visita al complejo, camina de nuevo hasta el Centro de Entrenamiento Shaolin Temple Wushu.
En este centro, podrás asistir a una actuación de arte marcial que muestra el verdadero Shaolin Kung Fu chino.
Hay varios pases a lo largo del día, y la actuación dura unos treinta minutos. Para evitar las largas colas, te recomendamos llegar veinte minutos antes del espectáculo.
Si aún te queda ganas de más, te recomendamos llegar hasta la ciudad de Dengfeng. Aquí puedes visitar alguno de los centros internacionales de entrenamiento (como escuelas) de Kungfu. Nosotros decidimos visitar uno, el Shaolin Sixialong Wuyuan International Shaolin Kungfu Training Center.
Es que es una visita muy interesante, ya que puedes ver como entrenan, estudian y como es la vida diaria, de los cientos de niños que cursas sus estudios aquí. Además, si quieres, puedes unirte a un entrenamiento, o si lo prefieres puedes recibir una clase particular, eso sí, primero deberás pasar por caja.
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Información de interés y recomendaciones
- Horarios: El templo está abierto de 8:00 a 17:30 h. (marzo a noviembre) y de 8:00 a 17:00 h. (diciembre a febrero). La entrada cuesta aproximadamente entre diez y doce euros.
- Mejor Época para Visitar: La primavera y el otoño son las mejores épocas debido al clima templado ¡Ojo! Evita los días festivos chinos, y los fines de semana, si deseas evitar multitudes.
- Lleva ropa y calzado cómodos: Vas a tener que caminar mucho.
- Aunque hay tiendas y restaurantes cerca del templo, te recomendamos llevar tu propia agua y algo de comer.
- Lleva algo de dinero en efectivo, nunca se sabe cuándo lo podrás necesitar.
- Respeta las prácticas y tradiciones del templo. Mantén la voz baja y sé respetuoso durante las ceremonias y rituales.
- En algunos lugares está prohibido tomar fotos, así que presta atención a los letreros y pide permiso si no estás seguro.
- Considera contratar un guía local para obtener una comprensión más profunda de cada lugar y su importancia histórica.
- Por último y seas o no amante de la naturaleza, esta área ofrece rutas de senderismo con vistas impresionantes. Puedes coger un teleférico para subir y bajar la montaña.