Descubre el Occidente de Asturias: 10 rincones secretos que te sorprenderán

✍️ Vir ⎮ AsturViajeros

Asturias es, sin duda, un auténtico paraíso natural y una de las regiones más hermosas de España.

Todos hemos oído hablar de pueblos icónicos como Cudillero, Lastres, Llanes o Bulnes, y de ciudades como Gijón y Oviedo. Sin embargo, Asturias es mucho más que esos destinos populares. En su interior y, sobre todo, en el occidente, se esconden joyas menos conocidas que capturan la esencia más pura y auténtica de esta tierra.

El occidente asturiano es una zona que siempre ha llamado especialmente mi atención por su belleza intacta y sus paisajes espectaculares, alejados de las rutas turísticas más concurridas. En este artículo, quiero mostraros diez rincones asombrosos que os dejarán sin palabras. Lugares que no suelen aparecer en las guías tradicionales ni en los itinerarios habituales de los visitantes. Lo mejor de todo es que podréis disfrutarlos con tranquilidad, lejos de las multitudes, sumergiéndoos por completo en la serenidad y el encanto de Asturias más oculta.

1. SERANDINAS

Serandinas

Serandinas es uno de esos rincones que te transportan a un mundo de tranquilidad y belleza natural. Este pequeño pueblo, perteneciente al concejo de Boal, es un refugio para quienes buscan desconectar del bullicio y conectar con la esencia más pura de Asturias.

Serandinas está rodeado de verdes montañas, frondosos bosques y ríos cristalinos. Los paisajes que ofrece son simplemente espectaculares, ideales para los amantes del senderismo y la naturaleza. El río Navia fluye cerca del pueblo, brindando un escenario perfecto para actividades como la pesca o, simplemente, disfrutar de un paseo junto a sus aguas.

Lo que realmente cautiva de Serandinas es su carácter rural y auténtico. Las casonas de piedra con tejados de pizarra, junto a los hórreos y paneras típicas de Asturias, crean un ambiente que te transporta a otra época.

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2. CASCADAS DE ONETA

En el concejo de Villayón se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la región: las Cascadas de Oneta. Este conjunto de saltos de agua, de belleza salvaje y casi mística, es un destino imperdible para los amantes de la naturaleza, el senderismo y la fotografía.

Las cascadas están formadas por tres impresionantes saltos de agua. La más conocida y accesible es la primera, la Cascada de Firbia, cuya caída de unos 20 metros te dejará sin aliento. Rodeada de un entorno boscoso con helechos y árboles autóctonos, parece sacada de un cuento de hadas. A medida que te acercas, el sonido del agua te sumerge en una sensación de paz y conexión total con la naturaleza.

Cascadas de Oneta

El camino hacia las cascadas es un recorrido sencillo, ideal para todas las edades y niveles. La Ruta de las Cascadas de Oneta comienza en el pequeño pueblo homónimo, y en apenas 1,5 km de caminata entre prados y bosque, llegas a la primera cascada. El sendero está bien señalizado y ofrece vistas espectaculares de la campiña asturiana. Si tienes ánimo para explorar más, puedes continuar el recorrido hasta las otras dos cascadas, Maseirúa y Segredal, menos visitadas, pero igualmente asombrosas.

3. CASTRO DE COAÑA

En el concejo de Coaña se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más impresionantes y mejor conservados de la región: el Castro de Coaña. Este antiguo asentamiento celta es una ventana directa al pasado, permitiéndonos descubrir cómo vivían nuestros antepasados hace más de 2.000 años. Visitar este lugar es como viajar en el tiempo y sumergirse en la historia de los primeros habitantes de Asturias.

El Castro de Coaña, que data de entre los siglos IV y I a.C., fue uno de los castros más importantes de la región en su época. El recinto amurallado, que se extiende por más de dos hectáreas, está estratégicamente ubicado en una colina que domina el valle del río Navia, una ubicación clave tanto para la defensa como para el comercio.

Una de las características más fascinantes del castro es su disposición urbana. Al pasear por sus calles empedradas, encuentras más de 80 viviendas de planta circular u ovalada, típicas de los antiguos pobladores astures. Las casas, construidas en piedra y con techos de paja o tejas, formaban pequeños barrios organizados alrededor de plazas comunes. En algunas viviendas aún se conservan los restos de sistemas de calefacción primitivos y almacenes de alimentos.

Visitar el Castro de Coaña es una experiencia única que te conecta con la historia ancestral de Asturias, en un lugar lleno de magia donde las piedras guardan los ecos de los antiguos astures.

4. SALAS

Salas es una villa que combina historia, arquitectura medieval y paisajes naturales únicos. Este pequeño pero fascinante pueblo asturiano es una parada imprescindible para quienes buscan explorar el patrimonio cultural de la región. Con sus callejuelas empedradas, monumentos históricos y el ambiente acogedor de su gente, Salas es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido.

Al llegar a Salas, lo primero que llama la atención es su aire medieval. El Castillo de Valdés-Salas, construido en el siglo XVI, es uno de los puntos más icónicos del pueblo. Esta fortaleza, que perteneció a la influyente familia Valdés-Salas, domina el paisaje con su robusta torre y murallas de piedra.

Frente al castillo se encuentra la imponente Colegiata de Santa María la Mayor, una joya del gótico tardío que también data del siglo XVI. En su interior destaca el mausoleo del arzobispo Valdés-Salas, fundador de la Universidad de Oviedo, que se caracteriza por su detallada escultura renacentista en mármol.

Pasear por las calles de Salas es como caminar por las páginas de un libro de historia. Las casas de arquitectura tradicional asturiana, con balcones de madera y tejados de pizarra, conservan el encanto de tiempos pasados. El Puente Medieval de La Arquera, que cruza el río Nonaya, es otro testimonio del pasado histórico de la villa.

Además, Salas es una importante etapa en el Camino de Santiago Primitivo, una de las rutas más antiguas hacia la tumba del Apóstol.

5. VIAVÉLEZ

Viavélez

En la costa occidental de Asturias, entre acantilados y paisajes verdes, se encuentra Viavélez, un pequeño puerto pesquero que parece sacado de un cuadro. Este pueblo marinero, perteneciente al concejo de El Franco, sorprende por su belleza serena y ambiente tranquilo, con sus casas tradicionales escalonadas en torno al puerto y el azul del Cantábrico como telón de fondo.

Durante siglos, Viavélez ha sido un puerto pesquero de gran importancia en la zona. Su pequeño puerto natural, resguardado entre dos acantilados, sigue siendo el corazón del pueblo. Aún hoy es posible ver a los pescadores faenando, reparando redes o descargando pescado fresco, lo que le confiere un auténtico ambiente marinero.

Pasear por el muelle de Viavélez es un placer. Las barcas de vivos colores, las casas de piedra y los sonidos del mar crean una atmósfera que invita a la relajación. Desde el puerto, se disfrutan de hermosas vistas al mar Cantábrico y, si el tiempo lo permite, de espectaculares puestas de sol.

A pesar de ser un lugar pequeño, Viavélez cuenta con una rica historia. Uno de sus habitantes más ilustres fue la escritora Corín Tellado, nacida en el pueblo en 1927. Su legado está presente en Viavélez, donde es fácil imaginar la inspiración que le brindaron estos paisajes.

Las calles de Viavélez, con sus callejuelas estrechas y empinadas, conservan el encanto de tiempos pasados. Las vistas desde sus miradores son espectaculares, permitiendo contemplar el mar rompiendo contra los acantilados.

Para los amantes del senderismo, la Ruta de la Costa, que conecta Viavélez con pueblos cercanos como Tapia de Casariego, es una opción fantástica.

6. A PAICEGA

A Paicega es un antiguo poblado situado en el concejo de Pesoz, fundado a mediados del siglo XX para alojar a los obreros que trabajaban en la construcción de la imponente presa de Salime. Actualmente, las viviendas y demás instalaciones utilizadas en esa época están abandonadas, aunque todavía se conservan muchas de las edificaciones, como barracones, instalaciones eléctricas, restos del teleférico e incluso la iglesia. Este lugar se ha convertido en un mirador privilegiado desde el que se puede disfrutar de una vista panorámica del curso medio del río Navia y las sierras circundantes.

A Paicega

Hoy en día, es posible explorar las ruinas de una docena de pabellones construidos con mampostería y ladrillo, cada uno diseñado para alojar a tres familias. Entre las construcciones, destaca especialmente la iglesia de estilo nórdico, obra del arquitecto asturiano Joaquín Vaquero Turcios, que ha sido restaurada recientemente.

También se pueden apreciar los restos del teleférico El Espín – A Paicega, una impresionante obra de ingeniería que, con sus 36 kilómetros de recorrido, atravesaba los municipios de Coaña, Boal, Illano, Pesoz y Grandas. Este teleférico, que superaba desniveles de hasta 740 metros, transportaba materiales durante las 24 horas del día y tenía la capacidad de trasladar hasta 35 toneladas por hora. Fue uno de los mayores desafíos de la ingeniería de su tiempo, operando entre 1945 y 1955, mientras se construía la presa de Salime.

7. BRIEVES

El encantador pueblo de Brieves se encuentra en el idílico valle de Paredes, formado por los ríos Esva y Llorín. Su paisaje destaca por la fertilidad de sus vegas y la belleza de sus senderos, adornados con flores de intensos colores. Además, Brieves es parte de uno de los ramales del Camino de Santiago, lo que lo convierte en un punto de interés para los peregrinos que recorren la región.

Brieves

Uno de los mayores atractivos de Brieves son sus singulares arcos de piedra, que datan del siglo XVII. Estas estructuras, que maravillan a todo el que las contempla, fueron construidas como una ingeniosa solución para mantener el acceso entre las casas y los hórreos y paneras, donde se almacenaban las herramientas agrícolas y los productos de la huerta. La necesidad de estos arcos surgió debido a las frecuentes crecidas de los ríos Esva y Llorín, que inundaban los caminos del pueblo, dificultando el paso por la aldea. Hoy en día, estos arcos son testimonio del ingenio y la historia de Brieves, añadiendo un toque mágico a su paisaje.

8. CECOS

Cecos está enclavado en un entorno montañoso de una belleza indescriptible, donde los valles y los bosques forman un paisaje ideal para los amantes de la naturaleza. El concejo de Ibias, en el que se sitúa Cecos, está rodeado de los macizos de la Cordillera Cantábrica, con rutas de senderismo que te permiten adentrarte en el corazón de una Asturias verde y salvaje.

Cerca de Cecos, se encuentra el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, uno de los espacios naturales más impresionantes de la región, hogar de especies emblemáticas como el oso pardo y el urogallo. Explorar estos parajes es una experiencia única.

Cecos

Cecos no solo destaca por su naturaleza, sino también por su rica historia. Este pequeño núcleo rural ha sabido preservar su patrimonio, con construcciones tradicionales que reflejan la cultura asturiana más profunda. Entre sus joyas arquitectónicas destaca la Iglesia de Santa María de Cecos, un templo que data del siglo XVIII y conserva el estilo barroco típico de la época, con detalles que muestran la devoción religiosa de la comunidad.

Pasear por las calles de Cecos es como hacer un viaje al pasado. Las antiguas casas de piedra y pizarra, muchas de ellas rehabilitadas, conservan el encanto rural de antaño, y los hórreos y paneras que salpican el paisaje recuerdan la importancia de la agricultura y la ganadería en la vida cotidiana del pueblo.

9. NAVELGAS

Navelgas

Situado en el concejo de Tineo, Navelgas es un encantador pueblo asturiano que destaca por su belleza natural, su historia minera y su conexión con el oro. Conocido como «el pueblo del oro», Navelgas ofrece una experiencia única donde el pasado se entrelaza con las tradiciones y la vida rural.

Uno de los aspectos más singulares de Navelgas es su estrecha relación con la minería del oro, una actividad que se remonta a la época de los romanos. Durante siglos, el oro ha sido parte de la identidad de la zona, y todavía hoy es posible revivir esa historia a través de diversas actividades y visitas.

En Navelgas se encuentra el Museo del Oro de Asturias (MOA), un espacio dedicado a la historia y la explotación de este preciado metal en la región. Aquí, los visitantes pueden aprender sobre las técnicas de extracción utilizadas desde la antigüedad hasta la actualidad, así como sobre la importancia del oro en el desarrollo económico y cultural de la zona.

Además, Navelgas es famoso por ser sede del Campeonato Nacional de Bateo de Oro, donde expertos y aficionados de todo el país se reúnen para participar en esta curiosa competición, utilizando la técnica tradicional de búsqueda de oro en el río. Esta tradición minera convierte al pueblo en un referente dentro del mundo del bateo, atrayendo la atención de visitantes y curiosos.

10. CONJUNTO ETNOGRÁFICO DE MAZONOVO

El mazo de Mazonovo, situado en la aldea del mismo nombre en uno de los valles de Santa Eulalia de Oscos, es un conjunto de mazo hidráulico y taller de forja que data del siglo XVIII.

Durante siglos, estos ingenios hidráulicos aprovecharon la fuerza de los ríos para poner en marcha sus mecanismos, que movían enormes y pesados martillos (114 kg en este caso, pero que podían llegar a alcanzar los 500 kg en las ferrerías). Estos permitían transformar los tochos (lingotes de hierro) en láminas y comenzar a dar forma a los utensilios y objetos que después serían terminados manualmente, lo que suponía un gran ahorro de tiempo y esfuerzo en una época en la que todo se realizaba de forma artesanal.

Se trata de uno de los últimos mazos hidráulicos que quedan en activo en toda Europa, pues, más allá de estar abierto al público y servir como museo, es usado diariamente por los herreros para la elaboración de sus piezas. Este uso, junto al mantenimiento diario que llevan a cabo, permite que el edificio y la delicada maquinaria que alberga se conserven y se mantengan funcionales, evitando la decadencia y ruina que ha afectado a otros edificios similares.

Además, podrás vivir la experiencia de forjar tu propio clavo.

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