El Lignum Crucis: la reliquia que se le escapó a Indiana Jones en Liébana
✍️ Luis Fernández del Campo ⎮ Viajero Digital
Si Steven Spielberg hubiera conocido la existencia del Lignum Crucis, seguramente la habría incluido en una nueva película de Indiana Jones: “En busca de la Vera Cruz”.
Su historia y los personajes que la rodean, bien merecerían inspirar una película de aventuras. Pero, aunque Indiana Jones no lo haya hecho, nosotros sí que podemos viajar a Cantabria y conocer “in situ” la historia de esta reliquia viajera. Este es un viaje en torno a elementos históricos, arqueológicos, paisajísticos, e incluso gastronómicos, por la comarca de Liébana (Cantabria).
Veamos, uno a uno, todos los elementos con los que contaría Spielberg para poner en acción a Indiana Jones: reliquias, personajes, historia, escenarios naturales, etc.
El Lignum Crucis
Se trata del elemento central que da sentido a toda esta historia, una reliquia que hasta el propio Indiana Jones querría encontrar. No se trata de un simple trozo de madera, es una ventana al pasado, un vínculo con la pasión y el sacrificio de Jesús de Nazaret. Es el mayor fragmento conocido de la cruz en la que Jesús fue crucificado. Corresponde al brazo izquierdo de la cruz, y por la abertura inferior se puede ver el agujero producido al clavar en ella la mano de Cristo. En cierto momento, los monjes que la custodiaban decidieron encerrarla en un relicario con forma de cruz, para protegerla, y evitar que se siguieran “regalando” trozos y astillas de la misma a otras iglesias.
Pero ¿es auténtica? Se cuenta que en 1958, el periodista Alfonso Pereda, junto con el monje franciscano responsable de su custodia, se la llevaron, a bordo de un Seat 600, hasta el Instituto de las Ciencias Forestales de Madrid. Allí se realizó un análisis científico, revelando que se trata de madera de “cupressus sempervivens”, un ciprés oriental de hoja perenne, de la zona de Palestina, con más de 2000 años de antigüedad. Así, pues, los datos obtenidos del madero encajan con la Historia.
El mejor escenario: Cantabria
Toda historia necesita unas localizaciones en las que desarrollarse. En este caso, la película que siguiese el rastro del Lignum Crucis se iniciaría en Jerusalén, seguiría en Astorga (León), y acabaría desarrollándose, en su mayor parte, en la comarca de Liébana, en Cantabria. Concretamente, en el monasterio de Santo Toribio, al abrigo de los imponentes Picos de Europa. Un lugar tan cinematográfico que hasta se ha rodado allí una versión moderna de “Heidi”, en el cercano pueblo de Mogrovejo.
Pero ¿cómo ha llegado hasta aquí? ¿qué historias guarda en su vetusta madera?
Historia del Lignum Crucis
La historia de su viaje desde Tierra Santa hasta España, y concretamente a las montañas de Liébana es un tanto rocambolesca, y digna de ser convertida en película por el mismísimo Spielberg.
El primer testimonio de la Santa Cruz se le atribuye a Santa Helena, madre del emperador Constantino I, quien en el año 326 descubrió las cruces de Cristo y de los ladrones, y las dejó en Jerusalén. Allí reposaban, en la Iglesia del Santo Sepulcro, cuando entró en acción el personaje principal de esta trama: Toribio.
El portador: Toribio de Astorga
Toribio de Astorga es un nombre que resuena en los pasillos del tiempo. ¿Quién era este enigmático obispo? La historia se enreda como las raíces de los árboles que rodean el monasterio. Algunos lo llamaban Toribio de Liébana, pero aquí comenzaba la confusión. ¿Era él o el ermitaño Toribio de Palencia, fundador de este sagrado lugar? ¿Dos personajes distintos o una sola alma dividida entre leyendas? Ahora sabremos quién es quién.
La tradición dice que Toribio, nacido en Astorga (León), en su juventud había estado en Jerusalén, custodiando las reliquias de Jesucristo. Allí, bajo la bóveda del Santo Sepulcro, ganó el aprecio del patriarca Juvenal. ¿Cómo? Nadie lo sabía con certeza. Algunos decían que fue por su devoción, otros por sus habilidades como sacristán mayor. Pero lo cierto era que Juvenal le entregó un tesoro: el Lignum Crucis, uno de los trozos de la cruz en la que Jesús había exhalado su último aliento. También se trajo consigo otras reliquias de Tierra Santa, como las cadenas con las que fue encadenado Jesús (que también se conservan en Liébana), y una talla de la Virgen María, que es la imagen original de la Virgen de la Encina (Ponferrada).
Toribio no era un simple portador de reliquias. Era un aventurero de la fe. De camino a la península ibérica, pasó por Roma, donde conoció al papa León I Magno. Allí, en la Ciudad Eterna, fue nombrado archidiácono de Tuy y, posteriormente, ordenado sacerdote. Pero su destino no estaba en los fastos de la capital. En 444, fue nombrado obispo de Astorga, una sede desde la cual escribió una carta al papa. Su preocupación: el resurgimiento del Priscilianismo, una herejía que creía extinta.
León I, con su mirada de sabio anciano, le encomendó una misión: convocar un concilio para excomulgar a los obispos que no condenaran la herejía. Toribio, con la cruz de Cristo en su corazón, aceptó. Pero su valentía tuvo un precio. El pueblo y el clero se alzaron contra él, y tuvo que retirarse a Tuy (Galicia). Las llamas de la controversia lamieron sus pasos.
Años después, las persecuciones de Teodorico II lo llevaron al refugio de la región asturiana del Monsacro. De vuelta a Astorga, falleció en el año 476. Pero su viajera historia no terminó allí. Sus restos, junto al Lignum Crucis y otras reliquias, fueron trasladados en el siglo VIII a tierras más seguras, hasta llegar a un recóndito monasterio en Turieno, en Liébana. ¿Por qué? Para protegerlos del avance musulmán en la península ibérica, y así mantener viva la llama de la fe.
El fundador: Toribio de Palencia
Antes comentaba que hay una confusión entre dos Toribios históricos: el de Astorga, y el de Palencia. Según parece, hubo un monje benedictino del siglo VI, nacido en Turieno (Cantabria), quien construyó una ermita conocida como Cueva Santa, en la ladera norte del monte de la Viorna, en Camaleño (Liébana). A partir de ahí, fundaría un monasterio, llamado San Martín de Turieno. Allí mismo es donde llegarían en el siglo VIII los restos de Santo Toribio de Astorga, junto con la reliquia de la Vera Cruz que había sido propiedad de éste.
Tal coincidencia de Toribios en torno a esta reliquia y lugar fue haciendo que en los documentos de la época comenzara a reemplazarse el nombre original de San Martín por el de Santo Toribio, que acabaría siendo llamado Santo Toribio de Liébana.
El monasterio de Santo Toribio de Liébana
El lugar donde transcurriría la parte final de nuestra hipotética película no es otro que el monasterio de Santo Toribio de Liébana, también conocido como santuario del Lignum Crucis. Está ubicado en el municipio de Camaleño, muy próximo a Potes, capital de la comarca de Liébana (Cantabria).
El edificio data de 1256, cuando se construye la actual iglesia, de estilo gótico, que ha sido remodelado varias veces en su historia. En su interior, se conserva el Lignum Crucis en una capilla abovedada de estilo barroco, diseñada en 1705.
El monasterio ha estado habitado por monjes benedictinos a lo largo de su historia. Cuando se produjo la desamortización de Mendizábal, en 1837 la comunidad de monjes tuvo que abandonar el monasterio, pero este sería refundado en 1961. Desde entonces, vive allí una pequeña fraternidad de monjes franciscanos, custodios de las reliquias, que se sienten ligados al lugar donde peregrinó San Francisco de Asís, camino de Santiago.
El Año Santo Lebaniego o Jubileo Lebaniego
En honor a esta reliquia, se acaba de celebrar el 74 Año Santo Lebaniego, que es uno de los cuatro principales años santos de la cristiandad, celebrados desde la Edad Media, junto con Roma, Jerusalén y Santiago.
La reliquia del Lignum Crucis ya era conocida y venerada desde que llegó a Liébana en el siglo VIII. Pero en 1512 los papas Julio II y León X instauran, mediante una bula, el Jubileo. Es entonces cuando se construye la Puerta del Perdón. En 1967 el papa Pablo VI amplía el plazo para ganar el Jubileo durante todo un año, a partir de la festividad de Santo Toribio, el 16 de abril, cuando esta fecha cae en domingo.
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Pero ¿qué es exactamente el Jubileo?
El Jubileo es un periodo de indulgencia de los pecados, oficializado siempre por una bula papal, y en relación a los restos de algún santo o reliquias de relevancia. Además, suele venir asociado a un Camino de Peregrinación, que en este caso es el Camino Lebaniego. Pero no basta con hacer el camino, y pasar por la Puerta del Perdón.
Las condiciones que se pide a los fieles para acceder al Jubileo son:
a) Rezar:
– El Padrenuestro (signo de que volvemos al Padre Dios)
– El Credo (como renovación de nuestra fe)
– Una oración por el Papa (como siervo de los siervos del pueblo de Dios.
b) Confesarse (15 días antes o después de la peregrinación)
c) Participar de la Eucaristía en la visita al monasterio, en la Misa del Peregrino (que se celebra todos los días del año jubilar a las 12:00h.).
El Camino Lebaniego
Tenemos ya todos los ingredientes para hacer una “road movie”, incluso el recorrido a seguir: el Camino Lebaniego. Es una ruta muy recomendable, si eres amante del senderismo y los paisajes de montaña.
Todo Año Santo lleva implícita una peregrinación, siguiendo un camino a pie hasta el lugar donde se encuentra la reliquia a venerar. En este caso, los peregrinos que hacen el Camino Lebaniego, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, se llaman crucenos o cruceros, por ser peregrinos de la Cruz.
La peregrinación se puede hacer desde el Camino de Santiago por el Norte (camino de la Costa), o del Francés (por el Camino Vadiniense, que comunica con la Meseta), pues la comarca Lebaniega está entre los dos. Lo más frecuente es partir del Camino del Norte, a la altura de San Vicente de la Barquera. Desde allí, se recorren unos 72 kilómetros, en tres etapas, atravesando pequeños pueblecitos y zonas de montaña de gran belleza. Cabe mencionar que si bien las etapas del Camino de Santiago tienen en torno a 20 kms. por día, en cambio las dos primeras del Camino Lebaniego son de 28.5, 30.5 km., y la última de 13.7 km. No obstante, sugiero hacer el camino a tu aire, acortando las etapas, con paradas intermedias como Muñorrodero y Cicera. Por otro lado, aquí no hay tantos albergues oficiales como en el Camino de Santiago, y suelen permanecer cerrados en muchas épocas del año, si no coincide con el Año Jubilar, así que tendrás que organizar previamente tus alojamientos. Es duro (hasta para Indiana Jones) y conviene ir preparado para todo.
La llegada al Monasterio tiene una subida de unos 3 kilómetros desde Potes, hechos los cuales los peregrinos recobran la emoción con la cálida acogida que se dispensa desde el convento. Finalmente, en la Oficina de Atención al Peregrino se les sellan sus credenciales y se les entrega el diploma del peregrino: la “Lebaniega”, firmada por la Fraternidad Franciscana.
La Lebaniega es el documento oficial que acredita la peregrinación a este santuario en el Año Jubilar o fuera de él, la cual se entrega si se dispone de la credencial con los sellos oportunos. La credencial del Camino Lebaniego se puede conseguir en la parroquia de “El Cristo” en Santander (ubicada debajo de la Catedral), en la Oficina de Acogida al Peregrino, o bien pedirla en parroquiaelcristo@gmail.com.
Y ahora ¿quién hace la película?
Si Spielberg leyera este artículo, seguramente se animaría a combinar todos estos elementos en un buen guion, y crearía una gran película de aventuras. Cantabria sería el escenario perfecto para nuestro héroe favorito, Indiana Jones. Aunque para el rodaje, tendría que echar mano de la inteligencia artificial, pues el actor Harrison Ford ya tiene una edad más que respetable (81 años). Dejo aquí la idea para que algún director de cine se anime a rodar esta película, y para que el Gobierno de Cantabria lo impulse a través de su Cantabria Film Commission.
Recomendaciones
Si este relato te ha gustado, y disfrutas de la naturaleza, combinada con la Historia, te aconsejo viajar a Cantabria para vivirla “in situ”. A continuación, comparto mis recomendaciones más personales:
- Hacer el Camino Lebaniego a pie (es algo que yo aún no he hecho, y me lo planteo para cuando me jubile). Aunque, si 3 etapas te parecen poco, te sugiero empezarlo en Santander, desde la Catedral, siguiendo el Camino del Norte, y en San Vicente de la Barquera tomar la ruta del Camino Lebaniego. Eso sí, como ya dije antes, recomiendo acortar las etapas oficiales a tu comodidad.
- Alojamiento: Dado que la infraestructura de albergues es aún muy escasa y discontinua en el tiempo, te sugiero buscar alojamientos rurales por tu cuenta.
- Dónde comer: En Cantabria es muy fácil encontrar buenos lugares (y a buen precio) para comer más que bien y disfrutar de la gastronomía local. Dado que estamos hablando del Camino Lebaniego, te voy a recomendar que pruebes cuando estés allí, el plato estrella de la comarca, el cocido lebaniego, y como postre, el canónigo. Para digerir mejor la comida, nada mejor que un orujo de Liébana. Mis lugares favoritos son: Hostal Remoña (en Espinama, muy cerca del monasterio), y Casa Cayo (en Potes). Te dejarán sin palabras.
- Qué ver: el camino te llevará por lugares de ensueño, cargados de historia, o parajes naturales, como la Senda Fluvial del Nansa. En tu ruta, no dejes de visitar lugares como la Ferrería de Cades, la iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña, y la villa medieval de Potes, capital de la comarca de Liébana. Además, por supuesto, del monasterio de Santo Toribio.
Conclusión
Con independencia de que seas creyente o no, el Camino Lebaniego es más que una peregrinación cristiana. Se trata de una ruta natural e histórica a través de un paisaje de montañas imponentes, valles verdes y ríos cristalinos. Cada paso te acerca a la esencia misma de Cantabria, revelando su diversidad y belleza sin igual.
Si te apetece seguir descubriendo cosas sobre los caminos Santos en Cantabria, te recomiendo leer este este artículo en el blog de Viajero Digital «Donde se cruza el Camino Lebaniego con el Camino de Santiago del Norte»
*La imagen de portada ha sido creado por IA (copilot) por Luis Fernández del Campo