
Los cinco lugares más bizarros de Malasia
✍️ Macarena Sierra ⎮ El Mundo con Ella
Malasia ha sido, desde la primera vez que viajamos a conocerlo, uno de esos países fetiche en el mundo al que uno vuelve y vuelve.
Si bien es verdad que Kuala Lumpur siempre había sido un sueño viajero desde mis años de Universidad, desde la primera vez que viajamos nos dimos cuenta de que Malasia era mucho más que Kuala Lumpur. Las campañas turísticas en las televisiones nacionales mostraban paraísos desconocidos y atrayentes que invitaban a conocer mucho más allá de una capital que mostraba una cara muy amable, entre tradición y modernidad, en sus barrios étnicos, su gastronomía, su arquitectura colonial, sus templos y su gente.
Y así, poco a poco, comenzamos a amar Malasia, acerándonos más y más a ella en cada uno de los viajes que hacíamos a Asia. Primero fue la Isla de Penang, luego la selva Taman Negara, y a ellos se añadieron Malaca, Ipoh, Kuala Terengganu, las Islas Perenthian, Tioman, Pulau Kapas, Kuching y casi indefinidamente cada lugar sobre el que leíamos y no habíamos visitado.
Viajar por Malasia es agradable. Es un país barato, con una gastronomía excelente, buena calidad de alojamientos y con un transporte cómodo, asequible y rápido. Sin embargo, parece un lugar –por suerte- aún desconocido más allá de Georgetown, Malaca y Kuala Lumpur.
Por ello, y para que quién nos lee aprenda a amar Malasia más allá de su capital, hemos realizado un listado con cinco lugares sorprendentes y raros del país, para que quieras incluirlos sí o sí en tu lista viajera.
Kellie´s Castle
Este lugar se encuentra a tan sólo dos horas de Kuala Lumpur y treinta minutos de la ciudad de Ipoh.




William Kellie Smith fue un inmigrante escocés que, habiendo probado suerte en los territorios de Malaya (hoy Malasia) amasó una gran fortuna con la construcción de carreteras, las plantaciones de caucho y la industria minera.
En 1915, para celebrar el nacimiento de su segundo hijo varón, planeó la construcción de un castillo que ampliaría la mansión de estilo árabe que había construido sobre una loma del Río Kinta.
La fascinación de Kellie Smith por la India, le hizo planificar su nuevo castillo como una de las construcciones típicas de India, importando trabajadores y materiales desde aquel lugar.
El castillo tendría una torre de seis pisos con ascensor –el primero de Malasia-, cancha de tenis techada, bodega, áreas de esparcimiento en la cubierta del edificio e incluso túneles secretos para poder ser usados en caso de emergencia.
Pero las obras del castillo se retrasaron con la epidemia de gripe española y, finalmente tras ésta, nunca llegaron a terminarse, quedando el castillo inacabado para siempre.
La esposa de Kellie, Agnes, y su hijo Anthony emprendieron un viaje a Europa para completar la educación del hijo varón del matrimonio. Más tarde, William, junto a su hija Helen, viajaron al viejo continente para visitarlos, pero decidió desviarse a Lisboa para realizar la compra del ascensor de su mansión. Fue entonces cuando contrajo neumonía y murió. Su esposa nunca volvió a Malasia y la construcción del castillo quedó abandonada.
Desde entonces, el castillo ha estado envuelto en un halo de misterio y se dice que está encantado. Hay quien dice haber visto a William Kellie deambulando por el castillo y quien cuenta que su esposa Agnes a veces se aparece vestida de blanco en la ventana de su habitación.
Hoy día una empresa se encarga de la gestión del castillo, que se ha convertido en toda una auténtica atracción turística. Se pueden recorrer sus habitaciones, la bodega, la torre y las cubiertas. Asimismo, se han conservado muebles que muestran la vida en la época colonial.
Hoy día el castillo sigue siendo un misterio. No hace tanto, se encontraron unas galerías subterráneas que parece que pertenecieron al castillo. No cabe duda de la belleza de este lugar, acrecentada por el halo de misterio en el que lo han envuelto sus leyendas.
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Las Cuevas de Niah
Las Cuevas de Niah se encuentran en la Isla de Borneo, cerca de la ciudad de Miri, y de ellas se dice que allí surgió el primer rastro del homo sapiens en Asia.
El yacimiento arqueológico de las Cuevas de Niah arrojó en sus excavaciones un cráneo humano de 40.000 años: el hombre moderno más antiguo de Asia. Además, se encontraron herramientas, utensilios y adornos hechos por el hombre desde la Edad de Piedra.
Las Cuevas se encuentran en un Parque Natural y en su acceso se pueden ver un conjunto de galerías denominadas “Trader´s Caves” o “Cuevas de los Comerciantes” que aún conservan la infraestructura de los pobladores que iban a recolectar los preciados nidos de golondrina, que poseen propiedades culinarias, con los que hacer negocios.




A continuación, se halla la “Gran Cueva” donde se realizaron las principales excavaciones arqueológicas y que posee una de las entradas a cuevas prehistóricas más espectaculares del mundo.
Le sigue “Gran Kira” o “Cueva de la Luna”, donde en la más absoluta oscuridad, compartes ruta con los insectos abisales más peculiares de la Tierra.
El recorrido finaliza en la “Cueva Pintada” que recoge en un uno de sus laterales un friso con pinturas de color rojo que representan figuras humanas, símbolos desconocidos y los llamados “barcos de la muerte”, que se creen que llevaban a las almas de los fallecidos hasta el otro mundo. Dichas representaciones estaban materializadas en varios barcos encontrados en la cueva y que hoy se hallan en el Museo Arqueológico de Sarawak.
Los Templos Cueva de Ipoh
Ipoh es la capital del estado de Perak y se encuentra a tan sólo 200 kilómetros al Norte de Kuala Lumpur. La ciudad, que ya de por sí es digna de conocer por sus arraigadas tradiciones chinas derivadas de los trabajadores que emigraron en los primeros tiempos de las colonias europeas en el país, es el lugar de casi 30 templos cueva de cultos taoístas y budistas.




Y de igual forma que los lumpureños dedicaron las Cuevas de Batu al culto hinduista, los pobladores de Ipoh dedicaron a la meditación las múltiples cuevas de piedra caliza de los alrededores de la ciudad.
En ellas se pueden ver pinturas murales, estructuras sobre piedra y multitud de iconos y esculturas dedicados a diferentes deidades.
Colmar Tropicale
La ciudad de Colmar, en la Alsacia francesa, no es única en el mundo. A casi 13.000 kilómetros, en las colinas de Bukit Tinggi, a 45 minutos de Kuala Lumpur, se encuentra Colmar Tropicale, una réplica exacta del pueblo francés, construido por una mente excéntrica que decidió replicar en las colinas de Malasia el pueblo del que se había enamorado.




El Complejo fue inaugurado en el año 2000 después de que, tras la visita del primer ministro de Malasia a Alsacia, convenciera al todo poderoso propietario de la cadena Berjaya para que construyera un resort temático que ofreciera, además de un hotel, un sinfín de atracciones propias de lugares de Europa.
Colmar es en realidad un gran hotel en donde las casas albergan las habitaciones del resort. Pero además cuenta con un castillo medieval, puentes levadizos, granjas para conejos, campo de golf y un gran número de actividades tanto para huéspedes como visitantes. Y cierto es que se trata de un lugar de lo más curioso.
Mercado de Chow Kit
El último lugar de nuestro artículo está dedicado al Mercado de Chow Kit ya que, si bien es cierto que cualquier mercado en Asia es todo un espectáculo, éste concretamente se sale de toda norma tanto por sus dimensiones, como los productos que oferta y por la simpatía de sus vendedores.
El Mercado de Chow Kit es el mayor mercado de la capital. Se trata de un wet market cubierto.
El término wet market se utiliza en contraposición al de dry market y se aplica a mercados de productos frescos porque, debido a que para conservar los productos se utiliza hielo y es necesario utilizar agua de manera continua para lavar el género, el suelo siempre se encuentra mojado. Los dry market, sin embargo, son mercados de ropa o tecnología.




El mercado se encuentra rodeado de puestecillos de venta ambulante y comida y en su interior está dividido en zonas según oferten fruta, verdura, carne o pescado. Los productos que se venden son infinitos y de lo más raro que pueda haber a ojos de un occidental: pollos amarillos y negros, huevos de todos los tamaños y colores, pescados de mar y de río, frutas exóticas y raras verduras.

Entrevista a Disfrutando del Viaje
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