Portada Panorámica Cerro Masatrigo

Montañas de mi Vida

✍️ Carlos Marín⎮ Diario de andar

Me encanta viajar y es algo que he convertido en mi pasión en los últimos diez años. Aunque dentro de ese gusto por los viajes tengo otra pasión mucho más grande, y que es mi fascinación por la montaña.

Allá donde se me ocurra organizar un viaje intento que siempre haya un paisaje de montaña, ya sea para intentar hacer una excursión por alguna cima o simplemente acercarme a ella para admirarla.

Nunca he necesitado un motivo especial para estar en la montaña, solo o acompañado, con estar ahí, frente a esas moles impresionantes de roca y hielo, es suficiente. Sin duda alguna, la vida desde arriba se ve muy diferente.

Y por eso quiero mostraros en este artículo algunas de las montañas de mi vida, que por el motivo que sea me han impactado y han dejado una huella imborrable en mí.

Montañas de mi Vida

Pirineos: Montañas de Ensueño

Panóramica de Lago en los Pirineos

Me enamoré de las montañas la primera vez que visité los Pirineos. Sin ninguna duda, una de las mejores formas de conocer y descubrir el Pirineo es realizando la Senda Pirenaica, más conocida como GR11. Una travesía que une el mar Cantábrico (cabo de Higuer) con el mar Mediterráneo (cabo de Creus) a lo largo de toda la cordillera.

Una aventura que comencé en julio de 2018 y que finalicé, 39 etapas y más de 800 kilómetros después, en agosto de 2022. Una auténtica maravilla, algo que yo creo que cualquiera que ame el senderismo debería hacer alguna vez en su vida. Disfruté desde el primer kilómetro hasta el último, saliendo en el espectacular entorno del cabo de Higuer, en Hondarribia.

Ya en la primera etapa dejo atrás Guipúzcoa y me adentro en tierras de Navarra. Para llegar a la fascinante belleza del pirineo aragonés, atravesar Andorra y llegar al deseado pirineo catalán. Finalizando el recorrido en otro entorno igual de espectacular que el del inicio, el Parque Natural del Cap de Creus.

En aquellos días vi montañas de todo tipo, pero descubrí el terrible esfuerzo que supone atravesarlas, pasar de un valle a otro. Es algo que me conmovió y a día de hoy sigo disfrutando cada vez que lo recuerdo.

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Montañas de Colores

La primera excursión que realicé en mi viaje a Perú fue el ascenso a Vinicunca: la montaña de los 7 colores. Llevaba ya varios días en Cuzco, aclimatándome a la altitud, y era hora de subir a una gran cima.

Vinicunca alcanza los 5.200 metros sobre el nivel del mar, lo que convierte el mal de altura en un problema que afecta a muchos viajeros que la visitan. Hay que madrugar bastante si vas desde Cuzco, que es lo más habitual, porque tienes que llegar a Pitumarca, que está a unas tres horas. Y de allí a Cusipata, donde comienza el trekking. Luego, y ya dependiendo de tu forma física y de si te afecta el soroche (mal de altura), se necesitan aproximadamente tres horas para alcanzar el collado.

Fundamental hacer la ruta siempre con un guía y seguir sus consejos. Tenemos que caminar despacio y efectuar paradas. Mascar hojas de coca o aspirar una especie de agua mentolada (agua de Florida) nos ayudará a abrir los pulmones.

El recorrido es muy sencillo, pero debemos ser pacientes. A esta altitud las prisas no son buenas. Pasito a pasito. El paisaje es espectacular y después de una interminable subida aparece ante nuestros ojos la famosa montaña de colores.

Una auténtica maravilla a más de cinco mil metros de altitud. Nunca en mi vida había subido tan alto.

Montañas Gemelas

En el Parque Nacional Torres del Paine (Chile) y en Dolomitas (Italia), existen dos grupos de tres espectaculares picos montañosos que deslumbran al visitante cuando llegas enfrente de ellas y admiras esas inmensas moles de roca.

En Chile se encuentran las míticas Torres del Paine y en Italia las Tre Cime di Lavaredo.

Al primer grupo de torres, las chilenas, se accede tras un trekking de 18 kilómetros. Un recorrido impresionante, sencillo si estás en buena forma física, con un último kilómetro algo más duro pero que tiene el premio final de las vistas de las tres torres: la Torre Sur, la Torre Central y la Torre Norte. Adorna esa majestuosidad la nieve, que en fechas veraniegas todavía aguanta en sus laderas. Y remata esa brutal belleza una preciosa laguna que se llena con las aguas que provienen de los glaciares que rodean la zona. Un auténtico espectáculo de la naturaleza.

Al segundo grupo de cimas, las italianas, se llega muy fácilmente. De hecho, es una excursión que se puede realizar perfectamente con toda la familia. Partiendo de Cortina d’Ampezzo, tienes que madrugar si quieres dejar tu coche en el aparcamiento de la zona. Una vez allí, a caminar.

El refugio Auronzo es el principio y final de esta ruta circular. Que te lleva hasta el refugio Locatelli, con unas vistas impresionantes de las tres cimas: Cima Piccola, Cima Grande y Cima Ouest.

Un paseo fascinante en el Parque Natural de las Tres Cimas, un parque que tiene una extensión de más de 11.000 hectáreas. Donde se encuentran las montañas más famosas de Dolomitas.

Pocos lugares de tanta belleza tienen esta facilidad de acceso para las personas de movilidad reducida. Y eso es de agradecer.

Montañas de Hielo

Hombre en la cima del Glaciar Perito Moreno

Uno de los lugares con los que soñaba poder visitar alguna vez en la vida era el glaciar Perito Moreno, en la Patagonia argentina. Y se hizo realidad.

Si hay experiencias que marcan un antes y un después en la vida de un viajero, esta es, sin ninguna duda, una de ellas. Después de salir de El Calafate en autobús llegas al puerto de la Bahía “Bajo de Las Sombras”, ubicada a 22 kilómetros desde la entrada al Parque Nacional Los Glaciares y a 8 kilómetros del glaciar. Allí se embarca para alcanzar la orilla opuesta de la Península de Magallanes. Poco a poco va apareciendo la montaña de hielo que parece este glaciar. En menos de media hora estás ante sus imponentes paredes, que alcanzan en algunos puntos más de 60 metros de altura.

Una suerte poder estar enfrente del Perito Moreno y también poder hacer un corto recorrido por su superficie. Un pequeño trekking muy bien organizado, cuya duración aproximada es de dos horas.

La sensación es indescriptible, como si estuvieras en otro planeta. A veces parece que estás caminando sobre un decorado cinematográfico. Algo que no olvidaré en la vida, como decía antes, un sueño hecho realidad.

Montañas Sagradas

La civilización inca contaba con un sinfín de lugares sagrados, pero es uno de ellos el que da fama a este país sudamericano.

Machu Picchu

Perú es visitado por miles de turistas al año por tener uno de esos míticos lugares, quizás el más famoso del planeta: Machu Picchu.

En plena cordillera andina, a 2.453 metros de altitud, se encuentra la ciudadela inca de Machu Picchu, que significa “montaña vieja”. Construida en el siglo XV, llegaron a vivir en ella hasta mil habitantes.

Hay un montón de edificios, siendo el más representativo el Templo del Sol. Y también existen bastantes bancales dedicados a las tareas agrícolas, que proporcionaban alimento a su población. Se piensa que fue residencia del rey Pachacútec, aunque hay muchos estudios realizados sobre su origen y su significado.

Algo que siempre ha tenido en vilo a la comunidad científica es la sorprendente habilidad de los ingenieros incas para adaptarse a la orografía de la zona.

En muchos casos se ha especulado sobre una ayuda de origen extraterrestre para explicar algunas de las técnicas que se utilizaron para su construcción.

Llegar hasta allí es fácil, siempre que reserves tu visita con meses de antelación. Se puede llegar en autobús desde Machu Picchu pueblo (Aguas Calientes) o caminando, haciendo la conocida ruta del Camino Inca. Mucho más recomendable esta segunda opción.

Montañas de Fuego

Visitar un volcán, ascender por sus laderas y poder disfrutar de un rato de paz y tranquilidad en el interior de su cráter es algo realmente fascinante.

Lo he hecho en varias ocasiones y es una experiencia que cualquier amante de las montañas debería experimentar. Desde la subida andando al pico más alto de España, el Teide, con unas vistas increíbles desde sus 3.718 metros de altitud. O los “pequeños” volcanes del Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote. O el paseo por el interior del Calderón Hondo, en Fuerteventura. También los espectaculares volcanes que pude observar en Perú, volviendo del trekking por el cañón del Colca: el Ubinas, el Misti, el Chachani, el Ampato o el Sabancaya.

Pero la experiencia más divertida fue la vivida en Islandia con María, mi hija pequeña. Cuando caminamos hacia el volcán Askja y pudimos bañarnos en el cráter de su hermano pequeño Viti.

Mujer tomando baño en el Lago Volcán Viti

Un recorrido en autobús 4×4 por un paisaje inhóspito, atravesando campos de lava solidificados, en medio de la nada. No es de extrañar que la zona haya sido utilizada como campo de entrenamiento para los astronautas de la NASA y también haya sido una localización perfecta para la mítica serie Juego de Tronos.

El contraste de ese terreno negro y rojo con la nieve fue tremendo. Y el baño en las aguas calientes del Viti, inolvidable.

Montañas Saladas

Todas las salinas que he visto en mi vida estaban al borde del mar. Y es lógico, es donde se encuentra el mayor porcentaje de sal del planeta, en el mar.

Salinas de Maras

Hasta que llegué a Perú. En Maras, al pie de los Andes y a casi 400 kilómetros de la costa del Pacífico existen unas salineras que deben su existencia a las montañas.

Desde Cuzco, la capital del imperio inca, se llega a este lugar muy fácilmente, en dirección al Valle Sagrado de los Incas, Ollantaytambo y la ciudadela de Machu Picchu. Son unos 50 kilómetros de carretera hacia el noroeste de la ciudad. Enclavadas en la ladera de una montaña, las salineras de Maras, en forma de terrazas o andenes, son llenadas por agua subterránea que baja por las grietas de la misma. Se tiene constancia de este salar desde el año 800 a.C.

Es un espacio pequeño, de unas 6,8 hectáreas, donde existen 3.744 pozas de sal que en su gran mayoría se han ido heredando de generación en generación. Esta sal, que es conocida como sal rosa, le debe su nombre al color que adquiere de los minerales que le aporta el agua del manantial y el suelo arcilloso de la zona.

Los datos dicen que entre todas las variedades de sal que se producen, pueden recogerse más de mil toneladas de sal al año. Impresionante, sal a 3.300 metros de altitud. La sal de los incas.

Montañas de Arena

Sin duda alguna la naturaleza siempre vencerá al ser humano a la hora de crear maravillosos paisajes. Es lo que ocurre con la gran cantidad de enormes dunas que existen en todo el planeta.

Una quinta parte de la superficie terrestre está cubierta por desiertos. Montañas de arena que proliferan en todos los continentes. En el desierto de Ica, en Perú, se puede disfrutar del peligro, el silencio y la belleza que estos paisajes encierran.

Al lado de la ciudad de Ica y con la puerta de entrada por el bucólico oasis de Huacachina, nos adentramos en un desierto que mezcla su natural belleza con la rica historia cultural de la región.

Su geografía es un espectáculo imponente en un territorio que se encuentra al sur de la capital, Lima. Muy próximo a la Reserva Nacional de Paracas, hasta donde llegan sus arenas.

Las dunas en este desierto, formadas por el capricho del viento a lo largo de los siglos, crean unas montañas de arena que ofrecen unas vistas asombrosas. Aunque no son tan peligrosas de ascender como las de roca, si entrañan una gran dificultad, al hundirse los pies en la superficie arenosa. Y subir hasta una pequeña cresta te puede llevar un buen rato. Desde allí podrás disfrutar de un paisaje abrumador. Como pueden ser, por ejemplo, los famosos geoglifos de Nazca. Pero eso ya, es otra historia.

Montañas Mágicas

Extremadura, al oeste de España y pegada a Portugal, quizás sea la Comunidad Autónoma de nuestro país más desconocida. Abandonada siempre por todos los gobiernos, aislada por tren del resto del estado español, ofrece unos paisajes únicos en el mundo. Para muchos se trata de un paraíso natural plagado de historia, cultura, gastronomía e impresionantes lugares.

Uno de esos lugares se encuentra en pleno embalse de La Serena, el mayor embalse de España y el tercero de Europa. Una pequeña colina de forma cónica cuya silueta casi perfecta se admira desde varios kilómetros a la redonda. Estoy hablando del Cerro Masatrigo.

Panorámica Cerro Masatrigo

En la época de los templarios, los caballeros de la orden, elegían diferentes lugares de la geografía en la que se encontraban, como puntos de energía. En Puebla de Alcocer, a apenas diez kilómetros de esta colina, hubo una encomienda templaria, allá por el año 1236. En línea recta con su castillo se encuentra la fortaleza de Lares, un pequeño asentamiento templario.

Y siguiendo esa línea recta aparece esta espectacular montaña, una elevación que los caballeros de la orden no dudaron en denominar montaña mágica. Con 775 metros de diámetro, alcanza los 400 metros de altitud en el pico del cono.

La carretera que la bordea en su totalidad, una pequeña vía de un solo sentido y carril único, la ha convertido en la mayor rotonda de Europa. Las vistas desde su cima son magníficas hacia La Siberia y La Serena.

Montañas mirador

Noruega es un país verdaderamente maravilloso. Los paisajes más espectaculares que te puedas imaginar los tienes en este país escandinavo. Sus montañas más altas no llegan a los 2.500 metros de longitud, pero no les hace falta elevarse más.

Para observar la fascinante belleza de sus fiordos les sobra con llegar a una altitud de mil metros. Y por todo el país tienes un montón de excursiones en las que disfrutar de ascensos más o menos factibles para llegar a unos miradores que te dejan impresionado.

Es el caso de Trolltunga, en Odda, a 1.100 metros por encima del nivel del mar. Un lugar al que solamente se puede acceder en verano tras una larga caminata de tres horas. La “lengua de trol”, su traducción literal del noruego, es un gran pedrusco que se proyecta horizontalmente desde la montaña, casi colgando, a unos 700 metros por encima del lado norte del lago Ringedalsvatnet. Un espectáculo de la naturaleza increíble.

Como ocurre con Kjerag, una bola entre dos paredes de roca, a 1.084 metros de altitud sobre el fiordo de Lyse. La excursión hasta llegar allí es de cuento. Un recorrido en ferry para navegar por el Lysefjord hasta Lysebotn y allí tomar una de las carreteras paisajísticas más fascinantes del mundo. Para luego llegar hasta Kjeragbolten andando tras un par de horas de caminata. Y atreverse a subir a la famosa bola.

Preikestolen La Roca del Púlpito

Y termino con el mítico Preikestolen, la Roca del Púlpito. Una gran mole cuadrada de granito suspendida en el aire y que se precipita, como Kjerag, sobre el fiordo de Lyse, a 604 metros de altitud. Si estás en Noruega no puedes dejar de asomarte a este mirador.

Una ruta para acceder hasta allí mucho más ligera que la de Trolltunga y también más corta que la de Kjerag. La pega está en que debes aprovechar las horas más tempranas o más tardías, porque al ser el lugar más famoso de Noruega, en las horas punta te encontrarás con muchísima gente que viene de los cruceros fondeados en Stavanger.

La llegada a la cima es emocionante, las vistas desde Preikestolen son insuperables. Recuerdo con gran emoción lo que disfruté allí arriba. 

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