10 Países Peor comida del mundo Portada

Solo para los viajeros más osados: Los diez países del mundo donde peor se come

✍️ Gracia Martinez ⎮ Living la vida Georgia

En general, la gente viaja para ampliar sus horizontes, ver más del país y conocer gente nueva, pero para algunos valientes, lo que realmente importa es enfrentarse a lo desconocido, incluso en la mesa.

Cada vez más, los viajeros se aventuran a destinos donde la oferta culinaria no es precisamente su punto fuerte. No son sublimes playas desiertas, impresionantes ciudades históricas, puestas de sol de infarto o la vibrante vida nocturna de una metrópolis lo que les lleva a explorar estos lugares, sino una curiosa mezcla de atrevimiento y deseo de experimentar lo inesperado. Ya sea por lo insípido, lo peculiar o lo simplemente desconcertante, la gastronomía de estos países desafía los sentidos y redefine el concepto de aventura culinaria. Sin embargo, entre tantas sorpresas y desafíos, no siempre es fácil decidirse a dar el primer bocado.

Algunos defienden la comida británica, otros encuentran encantos en la rusa o la cubana, y hay quienes incluso se atreven a destacar la singularidad de la islandesa. Dentro de cada país, existen platos que pueden sorprender, pero la verdad es que a veces la diversidad regional no es suficiente para salvar una reputación culinaria. Sabiendo que este artículo no será del agrado de todos, he recopilado los 10 destinos gastronómicos que más me han dejado perpleja. Destinos únicos, solo para los viajeros más osados.

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La comida peculiar también merece una experiencia de viaje. De la cocina española no hablo. Posiblemente haya que hacer un capítulo aparte con aciertos y fallos de nuestra cocina nacional. En todas las naciones hay cosas buenas y malas, pero si me preguntan, aquí están los 10 peores viajes gastronómicos, según mi humilde opinión y experiencia:

10. Etiopía

¡Siempre se vuelve con una historia curiosa cuando se viaja al corazón de África! No es de extrañar, conociendo lo peculiar que puede ser la cocina etíope. En la cocina, los etíopes nunca escatiman en especias, injera y salsas intensas. También tienen el arte y la manera de sorprender con combinaciones únicas, aunque a veces el resultado no siempre es lo que uno espera.

En buena compañía, decidí aventurarme a probar una pizza vegetal en un pequeño restaurante de Adís Abeba, esperando una fusión interesante gracias a las influencias italianas en el país. Sin embargo, lo que llegó a mi mesa fue un plato cubierto de una hierba insípida que dominaba cada bocado. La pizza, lejos de ser una delicia, se convirtió en un desafío al paladar. Posiblemente la peor pizza que he comido en mi vida. Al final, lo único que pude hacer fue reírme de la experiencia y disfrutar de un café etíope para cambiar de sabor y recobrar el ánimo. Etiopía alimenta la curiosidad y el espíritu aventurero. Garantizado.

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9. Tailandia

La cocina tailandesa es conocida por ser picante y llena de sabor, pero en mi visita a Bangkok, experimenté un plato que me hizo reconsiderar mi amor por la comida picante: el som tam, una ensalada de papaya verde. La mezcla de sabores y el nivel de picante eran abrumadores. Cuando el plato llegó a la mesa, el aroma era delicioso, pero al primer bocado, el picante me golpeó como un rayo.

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Aunque algunos de mis amigos disfrutaban de la ensalada, yo luchaba por contener las lágrimas. La explosión de sabor era intensa, pero el picante casi me hizo abandonar la batalla. Aunque Tailandia tiene una rica tradición culinaria, esa experiencia me dejó con un poco de respeto y temor por su cocina. La mejor gastronomía puede derivar a la peor cuando te abrasan las papilas.

8. Uzbekistán

La cocina uzbeka es conocida por su plov, un plato de arroz que se considera el rey de la gastronomía local. En una visita a Taskent, decidí probar este famoso plato. Sin embargo, lo que me sirvieron fue una versión tan grasosa que apenas podía distinguir los sabores. El arroz estaba empapado en aceite, y la carne, aunque tierna, estaba tan cargada de especias que me resultó difícil disfrutarla. A medida que intentaba comer, me di cuenta de que el plov, aunque es un plato emblemático, puede ser un verdadero desafío para quienes no están acostumbrados a su riqueza y a la cantidad astronómica de grasa. Aunque Uzbekistán tiene una rica herencia culinaria, esta experiencia me dejó con la sensación de que a veces menos es más.

7. Perú

Durante una visita a Perú con amigos locales, me encontré con una sorpresa culinaria que me dejó perpleja. Nos llevaron a un restaurante que prometía auténtica comida andina, y cuando llegó el momento de la cena, nos sirvieron un plato que me dejó atónita: conejo de indias, también conocido como cuy. Mis amigos peruanos, con una sonrisa cómplice, me explicaron que el cuy es un plato tradicional en muchas regiones del país, especialmente en la sierra. Aunque sabía que era un manjar, nunca antes había tenido la oportunidad de probarlo. La presentación era bastante interesante, con el cuy asado y su piel crujiente, acompañado de una salsa de ají y papas. Aunque la curiosidad me invadía, finalmente me vi incapaz de probar el cuy. La idea de comer un roedor y un animal que normalmente se tiene como mascota resultó ser demasiado para mí. A pesar de los esfuerzos de mis amigos por convencerme, simplemente no pude dar el primer bocado.

6. Tayikistán

La cocina tayika es un reflejo de su rica herencia cultural, pero en mi visita a Dushanbé, me encontré con un plato que me dejó perplejo: qurutob. Este plato tradicional se elabora con pan seco, yogur y una mezcla de hierbas, pero lo que realmente me sorprendió fue la textura. Al llegar a la mesa, su aspecto era poco atractivo, con una mezcla pastosa que no invitaba a probarlo. A pesar de mis reservas, decidí ser valiente y darle una oportunidad. Sin embargo, el sabor era tan fuerte y ácido que me resultó difícil disfrutarlo. Luché por tragar cada bocado. Aunque el qurutob es un plato que representa la cultura tayika, para mí fue una experiencia que no repetiría. Tayikistán tiene paisajes impresionantes, pero su cocina puede ser un desafío para los paladares menos aventureros.

5. Japón

La cocina japonesa es conocida por su delicadeza y sutileza, pero en mi viaje a Tokio, decidí probar un plato que me dejó atónito: natto, una soja fermentada que se sirve a menudo en el desayuno. La textura viscosa y el olor fuerte eran algo para lo que no estaba preparada. En un restaurante local, el natto fue presentado con orgullo, y mientras los demás lo disfrutaban, yo me encontraba luchando con la idea de probarlo. Al dar un bocado, la consistencia pegajosa y el sabor intenso me hicieron dudar. Aunque los japoneses lo consideran un alimento saludable y nutritivo, para mí estaba demasiado fuera de mi zona de confort. A pesar de la belleza de la cocina japonesa, el natto se convirtió en una experiencia que preferiría omitir en futuros viajes. Japón también tiene sus flops. Lo siento.

4. India

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La cocina india es famosa por sus especias y sabores vibrantes, pero no todas las experiencias son satisfactorias. En una de mis visitas, decidí probar un plato de biryani, que prometía ser una delicia. Sin embargo, lo que llegó a la mesa fue una mezcla tan picante que me hizo llorar y me dejó adormecido el esófago, la lengua y la garganta. Cada bocado era un desafío, y mientras luchaba por disfrutar de la comida, los camareros se reían de mi sufrimiento. Aunque el biryani es un plato que he probado varias veces y me ha gustado, en esta ocasión me resultó demasiado abrumador. A pesar de su rica tradición culinaria, a veces la cocina india puede ser un verdadero reto para quienes no están acostumbrados a sus intensos sabores. Aun así, la experiencia me enseñó a apreciar la diversidad de la gastronomía, incluso cuando no siempre es placentera. Menos es más. Repito.

3. Noruega

La cocina noruega es famosa por su enfoque en los mariscos, y en mi visita a Oslo, me aventuré a probar el rakfisk, un pez fermentado. La idea de comer pescado crudo y fermentado me generaba inquietud, pero decidí ser valiente y darle una oportunidad. En un restaurante local, me sirvieron el rakfisk con cebolla y pan de centeno. El primer bocado fue una explosión de sabores que no sabía cómo manejar. La fermentación le daba un toque ácido y salado al mismo tiempo, y la textura era extraña. Los demás parecían disfrutarlo, pero yo no podía evitar hacer caras mientras intentaba tragar. A pesar de sus tradiciones, el rakfisk se convirtió en un recuerdo que preferiría olvidar. Noruega tiene paisajes impresionantes, pero su cocina a veces puede ser un desafío.

2. Reino Unido

La cocina británica es, sin lugar a dudas, una de las menos inspiradoras que he encontrado en mis viajes. He tenido la oportunidad de probar muchos platos de diferentes partes del mundo, pero el haggis escocés se lleva la palma como una de las peores experiencias gastronómicas que he vivido. Este plato, hecho de vísceras de cordero, avena y especias, es conocido por su preparación peculiar, pero el resultado es un desafío para cualquier paladar. La combinación de ingredientes, que debería ser un reflejo de la rica tradición escocesa, terminó siendo una experiencia bastante desagradable. Mientras que otras cocinas del mundo ofrecen una explosión de sabores y una variedad de ingredientes frescos y vibrantes, la cocina británica a menudo se siente monótona y poco imaginativa. Desde el famoso fish and chips, que puede ser más grasoso que delicioso, hasta los clásicos puddings que dejan mucho que desear, la experiencia culinaria en el Reino Unido suele dejar un sabor amargo. Siempre hay un mundo de sabores más allá de lo que se ofrece en el Reino Unido.

1. Estados Unidos

La cocina estadounidense es un verdadero crisol de influencias, pero en una visita a un restaurante de comida rápida en Nueva York, decidí probar una hamburguesa con un toque especial: hamburguesa de insectos. Aunque la idea de comer insectos es cada vez más aceptada en algunas culturas, el concepto me resultaba extraño. Al recibir mi hamburguesa, noté que los insectos estaban mezclados en la carne, y aunque intenté ser valiente, la textura y el sabor resultaron ser demasiado para mí. A medida que intentaba tragar cada bocado, me di cuenta de que, a pesar de la creatividad de la cocina estadounidense, a veces los experimentos pueden llevar a resultados inesperados. Aunque el país ofrece una variedad de sabores, esta experiencia me dejó con la certeza de que no todas las innovaciones culinarias son agradables a todos los paladares.

Así concluyo este recorrido por los 10 países donde la aventura culinaria puede ser un desafío. Cada lugar tiene su propia historia y su oferta gastronómica única, pero la experiencia de probar lo desconocido, aunque a veces decepcionante, siempre vale la pena. ¡Aventura y curiosidad son las mejores guías en el mundo de la gastronomía!

Dime en los comentarios cuáles han sido tus peores experiencias gastronómicas.

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