Tesoros a orillas del Cantábrico: De Asturias a Vizcaya

✍️ Álvaro y Aarón ⎮ PlanDviajero

Al Norte de España, donde el azul del Cantábrico se fusiona con el verde de sus frondosos paisajes, se esconden una serie de tesoros costeros que cautivan el alma.

Desde las playas de arena dorada hasta enormes acantilados, desde pueblos con encanto medieval hasta ciudades llenas de vida, esta región despliega su belleza en cada rincón. Acompáñanos en este repaso por la Costa Verde de Asturias, la Costa Cántabra y la Costa de Vizcaya, en el que te enseñaremos los lugares más especiales que este territorio tiene para ofrecer.

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Asturias: Costa Verde

Cudillero

Abrimos esta lista con uno de los pueblos categorizados como los más bonitos de España, Cudillero. Situado en la parte Occidental de la Costa Verde, este pueblo marinero se convertirá en uno de tus lugares preferidos en Asturias debido a su ambiente, y a su privilegiado emplazamiento en el que las coloridas casas parecen colgar de las laderas de las montañas. Es más, aprovecha todos y cada uno de los muchos miradores que encuentres porque conocerás Cudillero desde todas las perspectivas y seguirás viéndolo igual de hermoso.

Qué envidia nos da lo fotogénico que es Cudillero pero es que, además de su increíble paisajismo, es un destino gastronómico ideal. En PlanDviajero nos gusta mucho comer y como buenos bloggers, nos encanta divulgar este tipo de turismo. Así que, no os podéis ir de aquí sin probar sus pescados y mariscos. Aunque también brilla por otros platos como arroces, carnes, embutidos, y otros platos tradicionales asturianos. Estaréis cansados de escuchar (en este caso leer) lo siguiente, pero no podemos dejar de repetirlo: ¡qué bien se come en el Norte!

Panorámica de Cudillero

La magia no termina en Cudillero, pues cerca existe un rincón que os hará suspirar de asombro: el Mirador del Sablón. Aquí encontraréis un banco estratégicamente colocado, pero creednos cuando os decimos que es mucho más que un simple asiento. Desde aquí, las vistas son impresionantes, y para los más instagramers, ¿listos para inmortalizar la belleza de este rincón en vuestras fotos?

Avilés

Vale, lo admitimos. Hemos hecho un poco de trampa. Puede que Avilés no tenga arena bajo sus pies, pero está tan cerca del mar que casi se puede sentir la brisa salada. Avilés se ha ganado su lugar en la Costa Verde por derecho propio, y no es para menos. Callejones soportalados, terrazas llenas de vida y una ría que le da un toque especial. ¿Qué más se puede pedir? Puedes comenzar tu aventura por la Plaza de España, donde el Ayuntamiento y la Iglesia de San Nicolás de Bari te darán la bienvenida a esta ciudad llena de historia. Y hablando de iglesias, no puedes perderte la belleza de la Iglesia de Santo Tomás de Canterbury.

Avilés también tiene un toque vanguardista con el Centro Niemeyer. Y si buscas un rincón con encanto, la Calle Galiana te espera. Con sus 252 metros de soportales, es la vía soportalada más larga de Avilés y está llena de ambiente. ¿Qué mejor lugar para disfrutar de una bebida refrescante? Así que, aunque la ciudad de Avilés no tenga playa, te aseguramos que te conquistará con su carácter único y su mezcla de historia y modernidad. Sin embargo, existen algunas playas cercanas donde podrás disfrutar de un refrescante baño.

Gijón

Gijón, o como dirían los locales, Xixón, es como ese amigo que todos queremos tener: lo tiene TODO. Los romanos sabían lo suyo, y si te decimos que hasta montaron sus termas aquí, ¡tienes que creernos porque las puedes visitar! Claro, es que con esas vistas al mar y la brisa cantábrica, ¿quién no se enamora de este lugar? Y oye, no los culpamos, nosotros también quedamos hipnotizados por esta ciudad costera que es un auténtico camaleón entre lo antiguo y lo moderno.

Cimadevilla, el barrio de los pescadores, te hará sentir como si viajaras atrás en el tiempo, mientras que la Playa de Poniente y el Puerto Deportivo son como una bocanada de aire fresco contemporáneo. Pero espera, las mejores vistas te esperan en el Cerro de Santa Catalina, donde se alza la escultura «Elogio del Horizonte», que se ha convertido en el símbolo turístico de la ciudad. ¿Quieres un consejo? No olvides la cámara. ¿Quieres otro? Ve al atardecer.

Y eso no es todo, ¡ni mucho menos! Como decíamos, Gijón lo tiene TODO. Rutas verdes para los amantes del aire libre, playas kilométricas donde relajarse, y una escena cultural que no para ni un segundo. Museos, festivales, y sí, hasta la Universidad Laboral para los fanáticos de la arquitectura. Por supuesto, no podemos hablar de Gijón sin mencionar la gastronomía. Es que sus calles y plazas invitan a sentarse a tomar una buena sidra.

En definitiva, su impecable apariencia por su cuidada estética y arquitectura, sus playas, su historia rica y su vida cultural, hacen de Gijón un lugar que no te puedes perder en tu viaje por Asturias. Prepárate para disfrutar de esta gran ciudad costera, ¡y no olvides brindar con una buena sidra!

Sin duda la Costa Verde es un mundo con rincones increíbles que son prácticamente infinitos. Siempre acabarás visitando un lugar precioso que no habías conocido antes por mucho que hayas viajado aquí. Algunos de los lugares que aún no hemos tenido el placer de visitar, pero que reciben especial mención entre muchos otros, son la Playa del Silencio, Luarca, Ribadesella, la famosa «playa de interior» Playa de Gulpiyuri, o Llanes.

Cantabria: Costa Cántabra

San Vicente de la Barquera

Es momento de adentrarnos un poco más al Este, concretamente, en la impresionante Costa Cántabra. Uno de los lugares que no puedes perderte es San Vicente de la Barquera, un pequeño pueblo costero que es un auténtico tesoro. Un lugar de paso obligado en la comunicación entre Asturias y Cantabria. Para empezar, su majestuoso puente medieval, que une la villa con la zona de playas, te dará la bienvenida de una manera que te dejará sin aliento. Desde allí, podrás adentrarte en las Marismas de Pombo, un refugio natural lleno de vida y aves. Además, el Castillo de San Vicente, del siglo XIII, desde sus murallas obtendrás unas vistas panorámicas increíbles del pueblo y las marismas. Por supuesto, no puedes olvidar visitar la impresionante Iglesia de Santa María de los Ángeles. Mientras paseas por sus calles empedradas, te atrapará en su ambiente acogedor.

Es obvio que la vocación por el mar de San Vicente de la Barquera también se refleja en su gastronomía, la cual se centra en pescado y marisco. Destacan especialmente el sorropotún o marmita barquereña, un guiso de bonito y patatas (marmita de bonito).

Comillas

Comillas es otra parada obligada en la Costa Cántabra. El sello de la localidad, y encabezando la lista de los lugares que visitar, es el Capricho de Gaudí, un derroche de creatividad donde el artista catalán dejó su huella. Se trata de una antigua vivienda que hoy en día se mantiene como museo. Gaudí, con su chispa creativa, quería construir la casa familiar perfecta, y se le ocurrió que un girasol sería la clave. Lo llaman «girasol arquitectónico» porque su idea era que cada habitación tuviera una iluminación distinta dependiendo de la hora del día. Es como un concierto arquitectónico donde no falta ningún detalle, pues Gaudí supo plasmar en el diseño las aficiones de su cliente: la naturaleza y la música. ¿Sabías que, en vista aérea, la casa tiene forma de clave de sol? ¡Incluso las forjas de los balcones son una oda a la música! Es más, el invernadero central, además de otorgar luz y repartir el calor del sol por toda la casa y así superar el frío invierno cántabro, es un guiño al propietario que era un apasionado por las plantas. Si te gusta tanto como a nosotros el Modernismo de Gaudí, y estás planeando un viaje a Cantabria, no dejes de visitar Comillas y el Capricho de Gaudí.

Pero la belleza de Comillas no se detiene aquí. Da un paseo por sus calles y descubre la arquitectura que cuenta la historia en cada fachada. No te pierdas el majestuoso Palacio de Sobrellano y la impactante Capilla Panteón Sobrellano. Para facilitarte la visita, existen diferentes itinerarios para conocer la localidad. Disfruta del encanto de la Plaza del Corro, la Fuente de los Tres Caños y la imponente Universidad Pontificia de Comillas.

A tiro de piedra se encuentra el Acantilado El Bolao. Un paisaje impresionante de acantilados que deja ver las formas caprichosas de las rocas, el mar Cantábrico en todo su esplendor, y un espectáculo sonoro cortesía de las olas rompiendo y la brisa marina completando el cuadro. Aquí, también se asoman las ruinas de un viejo molino de agua y amplios prados con animales pastando. Un rincón auténtico que no puedes dejar de explorar en tu visita a Cantabria.

Santander

Damos paso a la capital del Cantábrico, Santander. Esta ciudad está llena de lugares por descubrir que te sumergirán en su historia y ambiente. Disfruta de su elegante arquitectura con la encantadora Plaza Porticada, el Gran Casino de Santander, o su majestuosa Catedral. Puedes pasear por su precioso Paseo Marítimo, pasando por el icónico y moderno Centro Botín, conocido en TikTok por su peculiar ascensor, hasta llegar al pintoresco Barrio Pesquero. Si eres un aficionado del fútbol, visita el Estadio del Sardinero. Además, desde aquí parte la Senda de Mataleñas, un recorrido de 10km por acantilados y playas hasta el Faro de Cabo Mayor de Santander que se convertirá en un plan perfecto, ya que combina un día de playa con el senderismo y todo esto sin salir de la ciudad. Sin duda, es la mejor forma de tener las mejores vistas de la Bahía de Santander. Un poco más lejos, podrás conocer el Parque geológico de la Costa Quebrada.

Claro, no podemos olvidar la Península de la Magdalena, un extenso parque de 24,5 hectáreas donde podrás pasear, hacer un picnic, bañarte en la Playa de los Bikinis o en la Playa del Camello, hacer deporte, visitar distintos monumentos, disfrutar de conciertos de verano, o ver animales marinos que es un plan perfecto para los más peques. ¡Todo ello en un mismo lugar! Pero su importancia se debe, principalmente, al majestuoso Palacio de la Magdalena y sus jardines. Un edificio de principios del siglo XX, de marcado estilo inglés y francés, que alguna vez fue residencia real.

En definitiva, una ciudad increíble que definiríamos como elegante, moderna, histórica y en perfecta armonía con la naturaleza.

Santoña

Siguiendo nuestro viaje por esta región del Norte de España llegamos a Santoña, un lugar donde la pesca y las conservas son todo un arte. Y esto no lo decimos en vano ya que Santoña es famosa por sus deliciosas anchoas. ¿Las has probado?

En cuanto al turismo, además del privilegiado entorno natural de las Marismas de Santoña en el que se encuentra, el puerto y el paseo marítimo se alzan como sus principales atractivos. En la ciudad encontrarás monumentos y edificios interesantes como la estatua de la Virgen del Puerto, la residencia militar, el Centro de Interpretación de las Marismas de Santoña que imita a un elegante yate, o la Batería de San Felipe.

Volviendo a hablar sobre naturaleza, en la bahía de Santoña te espera un auténtico paraíso natural: la ruta del Faro del Caballo. Una aventura por el Monte Buciero, a través de aguas turquesas, paisajes escarpados y fortines camuflados entre la densa vegetación. Si bien la caminata tiene algunos tramos exigentes, por no hablar de los 763 escalones que tendrás que subir para regresar, las vistas panorámicas desde el faro valen cada paso.

Castro Urdiales

En la frontera con la Provincia de Vizcaya se encuentra Castro Urdiales. Uno de los primeros lugares que te robarán el corazón es el Pedregal, una pequeña cala de rocas donde el mar entra mágicamente a través de una cueva. A pocos pasos de distancia, encontrarás el Castillo-Faro de Santa Ana, una fortificación que se remonta al siglo XII y que te regala vistas magníficas del casco histórico y de la costa. Junto al castillo, se levanta la Iglesia de Santa María de la Asunción, un templo gótico del siglo XIII cuya piedra desgastada por el ambiente marino le da un aspecto único, y las ruinas de la iglesia románica de San Pedro.

Por supuesto, no te vayas de aquí sin dar un paseo por el puerto pesquero, donde podrás contemplar la vida cotidiana de los marineros y los barcos que regresan de sus faenas en el mar. Para unas vistas panorámicas de ensueño, visita el mirador de la Bahía de Castro Urdiales, ubicado junto a la Ermita de Santa Ana. Te quedarás sin aliento al contemplar el paisaje. Y en cuanto a la gastronomía, notarás la influencia del vecino País Vasco con los deliciosos pintxos, auténticos manjares que encontrarás en los bares y restaurantes del centro de la ciudad.

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Vizcaya: Costa Vasca

Getxo

Y llegamos al País Vasco empezando por la localidad de Getxo, una joya costera en el corazón de Vizcaya. Para iniciar tu exploración, y como no podía ser de otra forma, una de las joyas que aquí encontrarás es el icónico Puente de Vizcaya, un Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO que conecta Getxo con Portugalete sobre el río Nervión. El Puente de Bizkaia, también conocido como Puente Colgante, tiene el grandísimo honor de ser el primer monumento de Euskadi en recibir este reconocimiento. Y es que no es de extrañar ya que combina a la perfección la estética y funcionalidad de un puente transbordador.

El paseo marítimo de Getxo es simplemente espectacular. Las vistas del mar Cantábrico y la brisa marina te envolverán mientras disfrutas de un agradable paseo. Por no hablar de todas las impresionantes casas que aquí se encuentra. ¡A cualquiera le ponen los dientes largos! Uno de nuestros puntos favoritos es el Monumento a Evaristo de Churruca, que simboliza el triunfo de los trabajadores luchando contra la furia del mar para construir el nuevo puerto de la ciudad. No olvides de explorar el encantador Puerto Viejo de Algorta, un rincón muy pintoresco y fotogénico, así como el puerto deportivo.

¡Ahora hablemos de las playas! Getxo cuenta con algunas de las mejores playas de Vizcaya, lo que las convierte en uno de sus principales atractivos turísticos. Además, la accesibilidad desde Bilbao, como es el caso de la Playa de Arrigunaga, es un importante punto a su favor ya que se puede llegar en metro. Desde nuestro punto de vista, la más impresionante es la Playa de Sopelana. Sus extensas arenas doradas y oleaje perfecto para surfear, estas playas tienen algo para todos, ya sea que desees tomar el sol, hacer surf o simplemente relajarte.

A tan solo diez minutos en coche desde este último punto se encuentra otro lugar increíble que no podíamos dejar de incluir en esta lista: la Playa de Barrika. No tenemos palabras para describirlo. Una inmensa pradera de un intenso verde te da la bienvenida con el ambiente más puro que te hayas podido encontrar. Además, cuenta con una zona de merenderos ideal para disfrutar de un picnic. Unos metros más adelante, los enormes Acantilados de Barrika se abren ante tus ojos, teniendo la posibilidad de acceder a la playa por una escalinata. Sencillamente: I.M.P.R.E.S.I.O.N.A.N.T.E. Una maravilla de la naturaleza sin duda.

San Juan de Gaztelugatxe

¿Qué es eso que se ve a lo lejos? ¡¿Dragones?! ¿Es esto Rocadragón? Pues no, eso se lo dejamos a la ficción ya que este lugar es tan mágico como real: San Juan de Gaztelugatxe. Este islote fusiona a la perfección historia y leyenda, inmortalizado en la serie Juego de Tronos, pero su autenticidad y esplendor van mucho más allá de la ficción. La naturaleza caprichosa ha esculpido túneles, arcos y cuevas en esta masa rocosa, lo que le convierte en un lugar único que no te puedes perder bajo ningún concepto.

El acceso es espectacular. Un camino que parte de tierra firme, serpentea entre las rocas, guiándote a un puente de piedra hasta la cima del islote tras ascender 241 escalones, donde está construida una ermita dedicada a San Juan desafiando la furia del Mar Cantábrico. Cuando llegues arriba, ¡no olvides tocar tres veces la campana de la ermita para atraer la buena suerte! Si nos permites darte un consejo, intenta ver desde el lado «continental» el atardecer.

Roca, mar y viento. Pocos lugares encierran tanta magia como este. Aunque el barrio pesquero de Arminza no le sigue muy de lejos. Situado en el municipio de Lemóniz, que tal vez lo conozcas por la antigua Central Nuclear de Lemóniz, Arminza debe su origen a una pequeña aldea de pescadores por allá en el siglo XIII. Además, se construyó un fortín en el siglo XVIII como sistema de defensa de Vizcaya, aunque hoy sea una huella desvanecida en el tiempo.

Pero volvamos al puerto, porque aparte de su gran belleza con sus escarpados peñones y sus espigones, tiene una gran importancia gastronómica. Arminza contaba con una fuerte industria pesquera, sobre todo de exquisitas langostas y el escabeche, pero posteriormente fue transformada en la fábrica de salazón. Todas ellas fueron grandes impulsoras de la gastronomía local, conocida por sus buenos mariscos y pescados. Así que, si quieres disfrutar de un lugar pequeño, bello, y donde se coma bien, apúntalo en tu lista de lugares que ver por la Costa Vasca. ¡Ah! y si te apetece, lánzate al agua para darte un chapuzón y coronar tu experiencia en el País Vasco.

Bermeo

11 kilómetros más al Este se encuentra uno de los pueblos más encantadores de Vizcaya: Bermeo, que se localiza en un lugar privilegiado dentro de la Reserva de la Biosfera del Urdaibai. Como ya venimos acostumbrando en este post, y como es lógico, el centro neurálgico de Bermeo

es el Puerto Viejo, que presume de una estampa preciosa por el colorido de sus casas, y un ambiente único y alegre con sus bares. Es más, en su escudo se refleja su importancia histórica en la industria pesquera, concretamente porque fueron famosos pescadores balleneros. Te recomendamos que des un paseo hasta el faro, una joya que está al final del espigón ya que este punto te regalará una perspectiva distinta de Bermeo, y la imponente inmensidad del Mar Cantábrico.

Elanchove

¿Sabes qué? De toda Vizcaya hay un pueblo que nos robó el corazón por completo: Elantxobe. Este rincón desafía la gravedad. ¡Sí, así como lo oyes! Se trepa por una ladera con pendientes pronunciadas. Las casas parecen escalones, las calles son tan estrechas que hasta tienen una rotonda giratoria que se mueve para que los autobuses puedan dar la vuelta. Y en la parte más baja, se encuentra el espigón, desde donde tendrás las vistas más alucinantes. Pero eso no es todo: aquí hay una piscina de agua salada gratis para refrescarte. ¿Y sabes qué? Los vecinos, sin pensarlo dos veces, se tumban en el hormigón a tomar el sol para después… ¡plaf! A darse un chapuzón.

De noche, Elanchove iluminado es todo un espectáculo. Aunque te tenemos que dar una mala noticia, buena suerte volviendo a subir si es que has dejado el coche arriba o si vienes en bus. Pero tranqui, aprovecha para tomar algo en uno de los locales del puerto. Disfrutarás de un ambiente agradable y, por supuesto, de sus sabrosos pintxos.

Ea

Ya ea ea ya eea eeaaa… Lagrimitas del Nilo… ¡Uy! Que nos vamos del tema. No, no nos hemos equivocado con la canción de Blanca Paloma para Eurovisión. Este diminuto pueblo del que te vamos a hablar se llama así, Ea, el pueblo con el nombre más corto de España. Aunque es muy pequeño, te enamorará cuando lo explores. La visita es sencilla. Habrás visto todo con solo pasear por cualquiera de las orillas de la ría hasta el puerto, y al llegar a la playa, que sólo aparece cuando hay marea baja. Ea presume de 4 magníficos puentes que, junto con las casitas, son su seña de identidad. Al final del espigón, se encuentra un mirador que cuenta con cafetería y con escaleras para llegar al agua. Si eres un curioso, más al fondo hay otras escaleras que conducen a otro magnífico mirador desde el que podrás contemplar el Cantábrico adentrándose en Ea. ¡Descubre la grandeza de lo pequeño en este rincón de Vizcaya!

Lequeitio

¿Cómo te quedas si te decimos que existe un lugar donde puedes cruzar una isla a pie? Incluso se podría decir que caminarás sobre el agua. Pues sin más dilación, te estamos hablando de Lekeitio, concretamente sobre la Isla de San Nicolás.

Lekeitio es un pueblo marinero que ha sido esculpido sobre acantilados del Mar Cantábrico, en un pequeño estuario rodeado de montañas y protegido por la Isla de San Nicolás a la que, cuando la marea está baja, se puede llegar andando. Como en muchos de los otros pueblecitos de los que te hemos hablado, su origen también es común: el mar. Y eso significa: pesca, comercio, cultura, identidad y una historia muy interesante. Por sus calles pasearon balleneros, piratas, comerciantes, y exploradores, dejando su huella por toda la villa como por ejemplo en el casco histórico o en los muelles.

El casco antiguo es un laberinto de calles empedradas en el que destaca la Basílica de la Asunción de Santa María, un magnífico templo gótico punto de referencia histórico y cultural. ¡Increíble el retablo mayor! En cuanto al puerto, marcado por la actividad pesquera, su ambiente vibrante y colorido agrega un gran plus a la localidad.

Además de playas, naturaleza, historia, gastronomía, y buen ambiente, Lequeitio tiene una agenda cultural muy interesante con ferias, exposiciones y sus fiestas populares. En especial, es conocido por su singular fiesta de San Antolín, donde se lleva a cabo la tradicional danza del «Zanpantzar». Con todo esto dicho, bajo ningún concepto puedes perderte Lequeitio. Una combinación de costa, naturaleza, cultura y tradición en un lugar privilegiado.

Ondárroa

Y para cerrar este artículo, en la parte más oriental de esta región entre la Costa Verde y la Costa de Vizcaya, os presentamos Ondárroa. Aquí existe una dualidad en varios aspectos: la lucha entre el mar y la montaña, y la convivencia entre la tradición y la modernidad donde el pasado histórico se funde con la infraestructura contemporánea.

Para nosotros, el rincón más especial es la zona del río, ya que combina el encanto del ambiente pesquero, las raíces medievales con la iglesia o los edificios superpuestos del Casco Histórico, y la belleza de sus puentes. Y hablando de puentes, menudo contraste entre el puente romano y un poco más adelante, un puente súper moderno. ¡Nos encanta que conviva lo antiguo y lo nuevo!

Para quienes prefieran bañarse, Ondárroa también tiene playa, aunque muchos deciden zambullirse en la ría. Es más, junto al puente romano hay un mástil horizontal de madera que revive el juego medieval de la cucaña. Aquí, la misión es alcanzar un banderín que se coloca en el extremo de la cucaña. Pero esto no es tarea sencilla ya que el tronco es delgado y es fácil resbalarse.

Como has podido comprobar, son muchos los lugares preciosos que puedes encontrar desde la Costa Verde asturiana hasta la Costa de Vizcaya. Sin embargo, ¿te das cuenta de cuántos lugares nos hemos dejado en el tintero? ¿Cuántos lugares aún no hemos tenido el honor de visitar? ¡Son muchísimos! Nos encanta decir que «ya tenemos excusa para volver», jeje. Aún quedan muchos kilómetros de costa por recorrer. ¡No podemos tener más ganas, estamos ansiosos!

Esperamos que esta aventura haya despertado tu curiosidad por esta región de España y que consideres incluirla en tu lista de posibles próximos destinos de viaje. ¿Quién sabe? ¿Puede que este se convierta en tu Plan D? (D)escubre tesoros de la Costa Verde a la Costa de Vizcaya.

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