
Una ruta por pazos gallegos
✍️ Cristina ⎮ Curiositravel
Galicia es tierra de meigas, de paisajes verdes y de mares bravos. Es una tierra con miles de lugares increíbles escondidos y donde su gastronomía es uno de los principales atractivos turísticos.
Miles de peregrinos la atraviesan todos los años camino a Santiago de Compostela. Galicia es una tierra mágica que engancha y te hace querer volver.
Entre tanto donde elegir destacan sin duda unas de sus construcciones más características, los pazos. Típicos en Galicia son grandes casonas que se construyeron entre los siglos XVII y XIX por la nobleza gallega. Suelen tener capillas y preciosos jardines, y es que hay un refrán que dice: “Palomar, capilla y ciprés, pazo es”.
Los pazos y las camelias están íntimamente relacionados en Galicia. La camelia es un género de arbustos originario de Japón, Corea y China, pero Galicia posee unas características idóneas para su cultivo. El clima húmedo, los suelos fértiles y ácidos y las temperaturas suaves hacen que se den en muchos lugares de la comunidad. Su floración, al contrario que otras muchas especies, es en invierno.
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En Galicia hay más de 8.000 variedades diferentes de camelias. Llegaron en el siglo XIX de Oriente en los barcos de los marineros portugueses. Se introdujeron primero en pazos y casas señoriales, pero poco a poco se fueron plantando en parques y jardines particulares. Existe la Ruta de la Camelia, un recorrido por 12 increíbles jardines, muchos de ellos son pazos.
UNA RUTA POR PAZOS GALLEGOS
Pazo de Santa Cruz de Rivadulla
Muy cerca de Santiago de Compostela, en Vedra, se encuentra un pazo con un jardín y bosque mágicos. Su paseo de olivos centenarios nos traslada a otra época. Adentrarte en sus jardines es viajar en el tiempo. En ellos sólo oyes el ruido de los animales, del agua del arroyo y la cascada, y el crujido de los árboles. Todo es verde, el musgo cubre las piedras y forma un paisaje bucólico. Camina sin rumbo para descubrir sus estanques o su molino y disfruta de este paraíso.
El pazo es privado y pertenece a los marqueses de Rivadulla. Aunque no podemos acceder al interior del edificio, sí podemos visitar sus jardines, viñedos y el paseo de los olivos.
Pazo de Quinteiro da Cruz
En pleno valle del Salnés y perteneciente al ayuntamiento de Ribadumia, se encuentra un pazo único rodeado de viñedos y bosque. El edificio es del siglo XVIII y es de arquitectura neoclásica señorial gallega. Aunque el pazo es una vivienda privada, sí que podemos visitar la bodega y el alpendre porticado de columnas de piedra en cuyo interior hay una antigua lareira, lagar y aperos de labranza. También podemos ver sus dos cruceros y sus dos hórreos, uno de más de 15 metros de longitud del siglo XVIII y otro de piedra y madera del siglo XIX.
Lo que verdaderamente es impresionante es su jardín. Un conjunto único en el que podrás descansar en pérgolas protegidas por la vegetación, relajarte con el sonido del agua de las fuentes, como la de los caballos, o pasear entre las muchas estatuas repartidas por todo el jardín. La frondosa vegetación nos aísla del ruido y nos hace desconectar del estrés diario. Los jardines fueron diseñados a finales del siglo XIX por un jardinero y paisajista francés.
Este pazo está ligado a las camelias y cuenta con una de las mayores colecciones de Europa, con más de 5.000 árboles de unas dos mil variedades diferentes de más de 72 especies. Pertenece a la Sociedad Internacional de Jardín de Excelencia. Desde el 2014 forma parte de los mejores jardines de España.
¿Sabías que el té se elabora a partir de los brotes de la Camellia Sinensis? En el Pazo Quinteiro da Cruz tienen una plantación de cultivo ecológico que recolectan de manera artesanal siguiendo la metodología tradicional china y japonesa.
Pazo de Lourizán
En la parroquia de Santo André de Lourizán, Pontevedra, se encuentra este pazo con aire francés. Fue residencia de verano del político Eugenio Montero Ríos y ahora pertenece a la Diputación de Pontevedra. En él está ubicado el Centro de Investigaciones Forestales, que utiliza un precioso invernadero modernista de hierro pintado de blanco.
Aunque no se puede visitar su interior y está en bastante mal estado, recomiendo su visita porque es uno de los pazos más bonitos que he visto. Su escalera de piedra custodiada por estatuas y la estructura del edificio de estilo romántico, elegante y majestuosa, nos recuerda al ayuntamiento de París.
El pazo cuenta con 52 hectáreas de jardín en el que hay especies de árboles incluidos en el Catálogo de Árboles Singulares de Galicia. Grutas, fuentes, un hórreo y una mesa de granito de seis metros de una sola pieza, forman parte del jardín.
Pazo de Rubianes
Este pazo tiene una peculiar estructura. Parece una fortaleza de estilo francés y destacan sus jardines, que tienen una superficie de 78 hectáreas. El pazo se parece más a un château francés que a un pazo gallego. Esto se debe a la reconstrucción de la que se encargó un arquitecto francés. Diseñó unos amplios ventanales en el piso de abajo, que no son muy típicos de la arquitectura gallega.
Lo primero que vemos al adentrarnos en las tierras del pazo a través de su arco de piedra y sus puertas de forja son los jardines franceses. Se plantaron en el siglo XVIII, a la vez que se reconstruía la casa. Setos perfectamente podados forman un pequeño laberinto.
A la derecha del pazo se encuentra su pequeña, pero preciosa, capilla. Su fachada está cubierta de enredadera, que le da un aire de cuento. En el interior de la cripta están enterradas generaciones de Señores de la Casa de Rubianes.
El jardín inglés, el estanque de las ranas creado en el siglo XVII como rincón romántico y donde el croar de las ranas rompe el silencio del pazo, los viñedos y el jardín botánico complementan los amplios terrenos. Este pazo se dedica a la elaboración de vino y Stephen Hawking, en una visita para conocerlo, denominó a su vino como el Vino de las Camelias. En sus jardines hay más de 4.500 ejemplares, de 35 variedades y 800 especies. Es un placer pasear por ellos y admirar los diferentes tipos de árboles, algunos muy peculiares como la criptomeria, cuyas ramas crecen hacia el suelo.
Es un pazo que está habitado, pero en el que nos permiten adentrarnos en algunas de sus estancias. En ellas vemos objetos traídos de todas partes del mundo por sus viajeros dueños y una increíble biblioteca.

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