Viajar me cambió la vida, literalmente
✍️ Laura Martín ⎮ Travelling to live
Si estás leyendo esto seguramente sea porque te encanta viajar o te gustaría hacerlo.
Hay muchas formas de viajar y ninguna es mejor que otra. La mayoría de gente viaja por ocio: trabaja
todo el año y ahorra lo que puede para irse unos días de vacaciones en verano a un hotel con piscina. Otra gente busca una capital europea o gran ciudad y la usan como base para recorrer la ciudad y sus alrededores. Y luego estamos los locos como yo, que viajamos cuanto más tiempo mejor y, si toca ir “tirado”, pues da igual; lo importante es conocer culturas, destinos, paisajes y gente maravillosa allá donde vas.
Así que en este post os voy a contar mi historia y aquellos viajes que me marcaron y me convirtieron en la persona que soy hoy en día e hicieron que llevara (o aspire a llevar) este estilo de vida nómada. Aunque como veréis durante el post, no todo es tan bonito como parece; también hablaré de cosas “malas”, pero sí hay algunas experiencias que creo que son increíbles y vale mucho la pena que todos se animen a probar alguna vez.
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Interrail por Europa, el mejor viaje para hacer cuando eres joven
Siempre me ha gustado viajar, pero como todos, de pequeña solo viajaba con mi familia. Con 14 años cogí un avión completamente sola para irme a casa de una amiga y con 16 llevé a mi abuela de viaje a Brujas. Pero no fue hasta los 18 que no hice un gran viaje sin mi familia o la facilidad de ir a casa de alguien.
Durante segundo de bachillerato, varias amigas decidimos convalidarnos una asignatura a cambio de hacer prácticas en empresa. Esas horas de clase nos juntábamos y teóricamente aprovechamos para estudiar, adelantar trabajos… Pero la realidad es que nos pasábamos ese rato hablando de la vida. 😂 Y en una de esas charlas surgió la idea de irnos de Interrail y todas dijimos: ¿y por qué no? Así que esas horas pasamos a dedicarlas a organizar el viaje.
Conforme la cosa se ponía sería, dos de ellas se rajaron, pero quedamos dos que teníamos claro que sí queríamos irnos; así que eso hicimos. En agosto de 2015 nos pasamos casi todo agosto haciendo un Interrail espectacular recorriendo las ciudades más emblemáticas de Europa.
Compramos el pase ilimitado de 22 días que nos permitía coger el tren sin ningún coste (menos los trenes de alta velocidad, que sí tienen coste añadido) y nos lanzamos a la aventura.
Visitamos más de 20 ciudades y nos movíamos a diario. Fue agotador pero espectacular.
Conocimos a viajeros de todo el mundo: cantamos en una plaza de Toulouse con unos estudiantes franceses, disfrutamos de una fiesta nacional en Budapest, descubrimos que los trenes se podían subir a los barcos de camino a Copenhague, conocimos a un militar estadounidense que vivía en Bruselas que nos pagó un taxi hasta la estación de tren (acostumbradas a caminar lo que hiciera falta cuando había que pagar, fue todo un lujo 🤣 ), jugué a ajedrez con un grupo de estudiantes en la plaza del centro de Salzburg con vistas al precioso castillo, vimos una ópera en Viena (a través de una pantalla debo reconocer 😅 )… y mil historias más que podría comentar; hay que vivirlo.
Eso sí, nosotras viajábamos low cost, ya que, con 18 años y estudiando los ahorros son bastante limitados, así que nos alimentábamos a base de latas de legumbres, galletas y algo de embutido cuando nos sentíamos más ricas. Bueno y normalmente por las mañanas caía algún bocadillo calentito que comprábamos en las estaciones de tren.
Evidentemente, dicho viaje se puede hacer mucho más relajado: visitando menos sitios y con más presupuesto. Pero creo que haciendo un viaje más cómodo no hubiéramos vivido ni la mitad de aventuras que vivimos. Y aunque hoy en día me gusta viajar más cómoda, me encanta haber viajado así y seguir haciéndolo de vez en cuando, porque las experiencias que se viven son inolvidables.
Así que, sin ninguna duda, hacer un Interrail es un viaje que recomiendo a cualquier joven que tenga ganas de descubrir el mundo.
Couchsurfing, cómo viajar cuando tienes poco dinero
Otro de los grandes descubrimientos de nuestro Interrail por Europa fue Couchsurfing. Os he dicho que nuestro presupuesto era limitado, ¿no? Pues tan limitado que no pagamos ¡ni por dormir! 💸
Couchsurfing es una aplicación que permite alojarse en casas allá donde viajes sin pagar un solo euro. La idea no es usarlo como uno hotel gratis, sino que es compartir y conocer gente de todo el mundo, intercambiar cultura, ideas, experiencias… Nosotras lo usamos durante todo nuestro viaje por Europa y fue una maravilla. Evidentemente, nuestros padres no estaban muy de acuerdo pero, como pagábamos nosotras, era lo que tocaba. 😂 Y fue lo mejor que pudimos haber hecho!
Nuestra primera noche del viaje fue en Ginebra (Suiza) y nos acogió un chico joven que vivía en un apartamento realmente enano, donde cabía una cama doble, una mini cocina y un baño en el que había que hacer malabares para abrir la puerta si estabas dentro porque no cabíamos la puerta y tu. Pero nos acogió. Y no solo nos acogió, sino que como solo tenía una cama, decidió dormir él en el suelo y dejarnos la única cama que tenía a nosotras; ¿no os parece espectacular? Esa amabilidad completamente altruista por alguien que no conoces era algo que yo no había experimentado hasta el momento.
Y ese fue el caso que más nos impactó, porque era el primero, pero la verdad es que vivimos experiencias increíbles. Eso sí, tampoco voy a engañaros; viajar usando Couchsurfing nunca es fácil. Primero, no hay ninguna responsabilidad por su parte, es decir, te pueden decir que no vayas en cualquier momento. De hecho, a nosotras nos pasó: nos dejaron tiradas el mismo día y tuvimos que buscar una alternativa. Nos colamos en un McDonalds a robar Wifi y enchufes (en ese entonces no había Roaming gratuito) y nos tocó empezar a escribir a gente para ver si alguien nos alojaba en su casa. Evidentemente, en el peor de los casos, siempre podéis ir a un albergue, hostal u hotel, pero en pleno agosto en Europa, no solo es excesivamente caro, sino que puede que esté lleno.
Pero lo mejor que me dio Couchsurfing no fue alojamiento gratis, que también, sino que conocí a gente de todo el mundo con estilos de vida súper diferentes; y vi que había gente que vivía y vivía bien con trabajos cero tradicionales.
Después del Interrail, he seguido usando dicha aplicación, principalmente cuando viajaba sola y prácticamente siempre he tenido experiencias muy buenas (algunas raras, nunca malas).
Actualmente, Couchsurfing es de pago, pero es un precio totalmente simbólico de 2€/mes o 15€/
año.
Así que si quieres viajar barato o simplemente te gusta conocer a gente cuando viajas, te recomiendo echarle un vistazo a la web.
Viajar sola y por qué lo recomiendo a todo el mundo
Después del Interrail por Europa mi obsesión con viajar fue creciendo y mirar vuelos baratos era mi pasatiempo preferido. Y buscando sin ningún objetivo particular encontré un vuelo bastante económico a Dubai, así que lo compré, sin más. Pregunté a un amigo con el que había hablado de irnos de viaje si quería venir y me dijo que en esas fechas no podía, así que lo compré para mí sola. La verdad es que no le di muchas vueltas, ni siquiera me había planteado que viajar sola fuera algo a valorar; yo quería viajar y ya.
Después de haberlo hecho y contárselo a mis padres, parecía que era algo que habitualmente la gente le daba miedo o, al menos, respeto. Pero yo la verdad es que a viajar o estar sola no le tengo ningún miedo así que no veía el problema. Mis padres investigaron sobre Dubai, si era seguro o no, contactaron con una conocida que vivía en Abu Dhabi… Pero al final les tocó aceptar que sí, que Dubai era seguro para viajar sola siendo mujer, y que iba a hacerlo de todas formas. 😅
Pero es verdad que Dubai no fue solo mi primer viaje sola sino que también era la primera vez que salía de Europa. En contraste fue increíble, ¡me encantó! Es una buena ciudad para empezar, ya que es muy internacional y hay gente de todas partes, pero, aún así, se ve un estilo de vida completamente diferente, unos paisajes que no había visto nunca… Y conocí a gente maravillosa.
Ahí descubrí que viajando sola es cuando la gente más se acerca a ti y más quieren ayudarte; viajando sola es cuando menos sola he estado, siempre es así, pese a la ironía de ello.
Después de Dubai he viajado sola en innumerables ocasiones y siempre he tenido experiencias muy buenas, he conocido a otros viajeros con los que he seguido el viaje, he pasado el día o simplemente he ido a tomar algo con ellos. Pero la verdad es que viajar sola es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, sobretodo si te da miedo, para lanzarte y darte cuenta de que eres capaz de ir a donde quieras y disfrutar tu sola, sin necesidad de ninguna compañía.
Además, reconoceréis que ir a donde quieras, comer donde quieras, tomar las decisiones sin que afecte a nadie más, tiene su punto. 😜
Viajar sin miedo, dejarse llevar
Viajando sola también he descubierto que me lanzo a hacer muchísimas cosas que, seguramente, con alguien más no haría. Más allá de alojarme en Couchsurfing, viajando sola interactúas con muchísima gente.
Os pongo un ejemplo de mi último viaje sola en Turquía:
Durante mis 4 días en Capadocia estuve alojada en un pueblecito con apenas 3 bares, por lo que siempre acababa comiendo en el mismo sitio. Pues un día, el dueño del restaurante me dijo: ¿qué planes tienes esta tarde? Y le dije: quiero ir a tal valle a pasear y luego ver el atardecer. Y me dijo: ¿a qué hora quieres irte? Si es cuando acabes de comer, yo puedo llevarte. Así que eso hice, un rato después, me subía en el coche del dueño del restaurante con el que había hablado 2 veces contadas y me llevó al valle.
¿Qué hubiera pasado si hubiera tenido miedo? Pues evidentemente, no me hubiera subido en
el coche de un desconocido.
Pero ese ejemplo es lo más suave que he hecho. 😂 En mi viaje a Malta, también sola, decidí viajar low cost, por lo que no alquilé coche y me movía andando + transporte público. Pues uno de los días hacía bastante mal tiempo y mientras iba caminando desde donde estaba al siguiente pueblo, se puso a llover. En medio de la carretera de repente un hombre mayor paró y me dijo: ¿a dónde vas? Le indiqué que iba al siguiente pueblo y me dijo que me llevaba sin problemas. Me comentó que tenía unas cosas que hacer en su finca pero que luego volvía a ese pueblo y que si quería podíamos tomar algo y seguir hablando. ¿Y sabéis qué?
Sorprendente, al cabo de una hora aproximadamente, sin haber quedado en nada en correcto, nos encontramos en la plaza del pueblo. Tomamos algo y me preguntó si quería ir a una cueva que había cerca. Como buena aventurar sin cabeza que soy, evidentemente le dije que sí y nos subimos en su coche y me llevó a un camino en medio de la nada con un acantilado al lado; digno de una película de miedo, ¿no? Jajaja Caminamos unos metros como pudimos, ya que las plantas se habían comido parte del camino y, voilà, llegamos a una cueva espectacular totalmente desconocida y con unas vistas preciosas.
Con este apartado no pretendo decir que os subáis sin miedo en el coche de cualquier desconocido; eso ya cada uno que haga lo que quiera. Pero sí quería remarcar que ese “dejarse llevar” siempre me ha hecho conocer a gente increíble allá donde he ido y que, generalmente, hay muchísima más gente buena que mala en el mundo, y creo que vale la pena confiar en la gente.
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Viajar sin billete de vuelta, la mejor experiencia de mi vida
Los cuatro años de carrera fueron bastante complicados, ya que combinaba estudiar una carrera de ciencias con trabajar para pagar mis viajes y ¡sorpresa! apareció el blog, otra responsabilidad más. Y todo me encantaba pero estaba muy saturada y a finales de tercero decidí que cuando acabara la carrera, me iría de viaje.
Siempre he sido una persona muy responsable, que sacaba buenas notas y hacía “todo lo que tenía que hacer”. Pero sabía que si seguía así, si empezaba un máster y después un doctorado o me ponía a trabajar, nunca encontraría el momento; así que ahora era el momento. Me pasé todo el último año de carrera trabajando todo lo que podía para ahorrar el máximo de dinero posible y, en cuanto acabó el curso, ¡compré los billetes!
Era un viaje que no sabía si iba a hacer sola o con mi pareja, pero sí tenía claro que iba a hacerlo. Finalmente, él se vino conmigo y pasamos 7 meses inolvidables recorriendo el sudeste asiático.
Viajar lento, sin saber que X día tienes que volver, pasando 4 días en pueblos que la gente pasa horas… ¡me encantó! Es una sensación indescriptible: felicidad plena.
Además, si en el Interrail haba descubierto formas diferentes de vivir, aquí conocí ¡muchísimas más! Pero sobretodo vi que había muchísima gente viviendo de viaje sin preocuparse tanto por qué trabajo tenían, sino que intentaban disfrutar al máximo la vida. ¿Dónde está lo malo? Os había dicho al principio del post que no todo era de color de rosas.
Bueno principalmente, durante el viaje, llegó el covid. Dudamos mucho sobre qué hacer, si volver o quedarnos, pero las fronteras estaban cerrando, así que, en mayo, decidimos volver a España.
Y me di una buena hostia con la realidad. Y no hablo del covid y la situación sanitaria, sino: ¿y ahora qué? ¿Qué hago con mi vida? ¿Seré capaz de volver a una vida “normal” con un trabajo estable y 30 días de vacaciones al año? Spoiler: ni llegué a intentarlo. 🤣
Después de lo que habíamos vivido todos esos meses, tenía claro que me encantaba viajar más que ninguna otra cosa en el mundo y que iba a hacer todo lo posible por conseguir hacerlo de forma regular.
Vivir viajando, mi gran objetivo de vida
Durante el viaje sin billete de vuelta ya me di cuenta de que eso era lo que quería, así que, durante el mes de marzo de 2020, empecé a profesionalizar el blog: cambié el diseño, empecé a investigar sobre SEO, pagué el dominio de la web…
Vivir de un blog de viajes es muy complicado, ya que hoy en día hay muchísima gente que escribe por lo que la competencia es muy alta, pero es algo que me encanta y que, hoy en día, me está empezando a generar ingresos.
Eso sí, cuando viajar se convierte en parte de tu trabajo, la forma de viajar cambia. Ya no solo tienes que disfrutar, sino que tienes que tomar notas de todo, hacer fotos sin gente, ir a horas que haya buena luz, hacer todas las actividades posibles para tener más opciones que ofrecer… Eso no es tan problemático viajando solo, pero sí si decides compartirlo con alguien que no se dedique (o no quiera dedicarse) a este mundo. A todo eso, hay que sumar la gran incertidumbre de este tipo de vida, tanto económica como en amistades o el tener un lugar físico donde vivir; por lo que si necesitas estabilidad, vivir como nómada digital se te hará todavía más complicado.
Así que, vivir viajando sigue siendo mi gran objetivo (spoiler: cada vez estoy más cerca de conseguirlo 💪 ), pero no es tan fácil ni tan perfecto como a veces parece.
En fin… después de todo el rollo que os he metido sobre diferentes formas de viajar y viajes únicos que creo que hay que hacer al menos una vez en la vida, espero que os haya servido de inspiración y os animéis a hacer todas las locuras que se os ocurran, que vida solo hay una y ¡hay que vivirla!