De ruta por Tierra Santa: Tras las huellas de Jesús
✍️ Alberto Rodríguez ⎮Un día por el mundo
¿Estás pensando en hacer un viaje por Tierra Santa?, ¿te gustaría visitar las mismas ciudades que recorrió Jesús? Si tu respuesta es afirmativa, sigue leyendo porque en este artículo te mostramos los rincones más desconocidos de Israel y Palestina.
Independientemente de cualquier cuestión política, la figura de Jesús ha marcado un antes y un después en la historia de la humanidad. Se le puede considerar como la persona más influyente de todos los tiempos, tanto es así que el mundo tal y como lo conocemos está ordenado cronológicamente en función de su nacimiento.
Todos conocemos la figura de Jesús, pero, ¿realmente sabemos quién fue? Como no se puede retroceder 2.000 años en el tiempo, viajamos a Tierra Santa haciendo un recorrido tras sus huellas. Si también está en tus planes recorrer Israel y Palestina, no te puedes perder los siguientes destinos:
Belén
Según la tradición cristiana, Jesús nació en Belén en la Basílica de la Natividad, un lugar misterioso repleto de cuevas. Su entrada es muy peculiar, para acceder hay que pasar por una puerta muy pequeña. Justo allí se encuentran el pesebre y la Sagrada Familia, dos enigmáticas cuevas en las que vivían en mancomunidad algunos judíos de la zona.
Y ahora viene la pregunta del millón: ¿cómo se sabe que ese fue realmente el lugar en el que nació Jesús? Aunque parezca surrealista, hay una parte española detrás de la respuesta. ¡Ojo al dato!
Tras la muerte de Jesús, miles de personas iban a rezar a los lugares de culto y Belén era uno de ellos. Tal fue la magnitud, que el imperio romano temía a una sublevación del pueblo. ¿Qué hicieron para detenerlo? Destruir cada uno de estos lugares, pero lo que no sabían es que justo estaban haciendo el efecto contrario.
Con la eliminación de estos lugares, realmente estaban señalando los puntos exactos en los que estuvo Jesús. ¿Adivináis quién fue la cabeza pensante? Ni más ni menos que Trajano, el primero de los dos emperadores romanos que nacieron en España. Trajano fue quien posicionó en el mapa todos los lugares que hoy en día visitamos. ¡Gracias Trajano!
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Nazaret
La historia de Nazaret no se entendería sin la figura de Jesús. Si antes habíamos dicho que Belén era un lugar misterioso, Nazaret no se iba a quedar atrás. Su monumento estrella es la Basílica de la Anunciación, el lugar en el que según la Biblia un ángel le reveló a María que tendría un hijo.
En el interior de la Basílica de la Anunciación se encuentra la casa de María, una cueva de forma cilíndrica con más de 2.000 años de antigüedad. En Tierra Santa se puede acceder prácticamente a todos los monumentos sin restricciones, sin embargo, no es posible entrar a la casa de María. La cueva está completamente vallada, eso sí, se puede fotografiar y observar todo el altar.
En el exterior de la Basílica de la Anunciación se encuentran las imágenes de las vírgenes más famosas del mundo. Si no nos equivocamos llegamos a contar hasta 4 imágenes españolas. Independientemente de la religión, el lugar es digno de ver.
En el mismo recinto se encuentran la casa de José y su taller de carpintería. Aquí descubrimos algo que realmente nos sorprendió. El sábado, Shabbat para los judíos, es el día sagrado del judaísmo. Pues bien, antes de que comenzase el Shabbat los hombres y las mujeres casadas tenían que darse un baño en señal de respeto hacia sus respectivas parejas. ¿Qué quiere decir esto? Que debían de estar limpios porque en el Shabbat tenían que mantener relaciones sexuales.
Aunque no aparezca en ningún libro de historia, la casa de José tiene habilitada esta zona especial para el baño. ¡Menudo descubrimiento! Una vez más, tenemos que darle las gracias a Trajano, sin él hubiera sido imposible averiguar este dato.
Galilea
Siguiendo la cronología, el siguiente lugar en el que estuvo Jesús fue la región de Galilea. Llegó un punto en el que Nazaret se le quedó pequeña. A pesar de que Nazaret fue la ciudad que lo vio crecer y donde pasó más años de su vida, en Nazaret nadie escuchaba su palabra, nadie le creía.
Hay que tener en cuenta que en el año 25 d.C. Nazaret era un poblado con muy pocos habitantes. Al igual que sucede hoy en día, las personas se mudan a las ciudades en busca de oportunidades, en busca de una vida mejor. Hace 2.000 años pasaba lo mismo, Jesús era un adelantado para su época y sabía que tenía que encontrar su camino. Fue entonces cuando decidió marcharse a la ciudad de Cafarnaún.
Galilea se encuentra a medio camino entre Nazaret y Cafarnaún. Aquí conoció a mucha gente y empezó a tener sus primeros seguidores. Pero, ¿quiénes eran estas personas y qué es lo que pretendía Jesús? Numerosos historiadores narran que Jesús era judío y realmente era así. En esa época Judea era una provincia del Imperio Romano y sus habitantes tenían que rendirle pleitesía al emperador.
Pero no todos lo hacían, Jesús se negaba a acatar las órdenes de Roma. Se crió viendo como su familia y amigos de Nazaret se habían rendido a la conquista romana, pero él no se iba a dar por vencido, Jesús quería que su pueblo fuera libre. Para ello emprendió un arduo y largo viaje.
Cafarnaún
Después de atravesar Galilea, llegamos a Cafarnaún. Este era el sitio de Jesús, aquí encontró su hogar, era la ciudad que había imaginado y que superó todas sus expectativas. Cafarnaún fue el lugar en el que empezó a predicar su palabra, se sentía escuchado, comprendido y todos hablaban su idioma.
Cafarnaún fue junto a Jerusalén, el lugar que más nos sorprendió. Lo cierto es que antes de visitarlo, apenas sabíamos nada de su historia. Se encuentra a orillas del Mar de Galilea y guarda secretos asombrosos. Sus calles con columnas, su simbología judía, sus casas milenarias y como no, su sinagoga.
La sinagoga es la prueba irrefutable de que aquella ciudad fue alguna vez judía. Sorprendentemente, ahora pertenece al Vaticano, pero con nuestro ojo clínico y nuestra investigación al más puro estilo Sherlock Holmes, pudimos comprobar que efectivamente toda la simbología del lugar era judía. La Estrella de David, el Arca de la Alianza y el candelabro de 7 brazos aparecían tallados en todos los rincones.
A diferencia de Nazaret, Cafarnaún era más grande y cosmopolita. Fue precisamente aquí donde conoció a varios de sus discípulos. Uno de ellos fue Pedro, su mano derecha y precursor del cristianismo en Roma. Realmente fue Pedro, y no Jesús, el creador de toda la Iglesia.
Tabgha
A todos nos suena la historia del pan y de los peces, pero no sabemos ubicar aquella escena. Tabgha se encuentra a 3 kilómetros de Cafarnaún y es famosa mundialmente porque en ella se encuentra la Iglesia de la Multiplicación.
Era una boda, habían asistido 2.000 personas y se había acabado la comida. Según la tradición cristiana; Jesús se adentró en el Mar de Galilea, caminó sobre el agua sin ahogarse y, multiplicó 5 panes y 2 peces. Así de sencillo, de repente había comida para todos. Hay quiénes creen que en esa boda se bebió mucho vino, ¡juzguen ustedes mismos!
Lo que sí sabemos es que se levantó un templo justo en el punto en el que tuvo lugar aquel suceso. Para recordar aquella hazaña, hay un mosaico bizantino que data del año 480 d.C. En él aparece una cesta de pan en el centro y un pez a cada lado. La historia es la historia, independientemente de la percepción de cada persona, es innegable que Jesús fue alguien fuera de lo común. ¡Sigamos tras sus huellas!
Jericó
La siguiente parada obligatoria en cualquier viaje a Tierra Santa es la ciudad de Jericó. Se encuentra a orillas del río Jordán y según la Biblia, fue el lugar en el que se bautizó a Jesús. Como no podía ser de otra forma, todos quieren su trozo del pastel así que comparte espacio con su vecina Jordania. Lo reconoceréis porque en un lado del río se puede ver la bandera de Israel y en la otra orilla se encuentra Betania, el lado jordano.
Según la tradición cristiana fue el primo de Jesús, Juan Bautista, quien lo bautizó a los 30 años de edad. Teníamos mucha curiosidad, si Jesús era judío, ¿por qué se bautizó? Nuestra labor de investigación nos llevó a descubrir que Juan Bautista pensaba igual que Jesús, también quería una Judea libre. En aquel momento todo cobró más sentido que nunca.
Juan Bautista se mostraba claramente contrario a Roma y también tenía sus seguidores. A modo de simbología, bautizaba en el río Jordán a todas las personas que se unían a su causa. Como os podéis imaginar, a los romanos no les gustaba nada de esto, más tarde comprobaremos que ir en contra de Roma supondría la muerte.
Sea como fuere, para conmemorar el bautismo de Jesús, miles de personas acuden todos los días al río Jordán para darse un baño. No es muy apetecible que digamos, ya que el río está enfangado y se puede apreciar el color marrón. Nosotros con tocar el agua con las manos ya tuvimos suficiente.
Si sois de los valientes y os animáis a daros un baño, debéis saber que hay que hacerlo vestido completamente de blanco. No os preocupéis por esto, allí mismo venden unas túnicas con la imagen de Jesús, el business es el business.
Jerusalén
Si hay un lugar en el mundo en el que se pueden apreciar ciertas energías esa es Jerusalén. Santa para el cristianismo, sagrada para el Islam y cuna para el judaísmo. Jerusalén es mucho más que una ciudad, Jerusalén es la historia viva de la humanidad.
Siguiendo tras las huellas de Jesús, en Jerusalén se dieron los acontecimientos más trágicos de su vida. Murió crucificado en el Gólgota, conocido popularmente como el monte del Calvario. Justo aquí se encuentra la Basílica del Santo Sepulcro, lugar en el que yacen sus restos.
El Santo Sepulcro es todo un misterio. Lo cierto es que no nos lo esperábamos tan lúgubre. Al contrario del resto de catedrales y basílicas tan ostentosas, el Santo Sepulcro es más reprimido. En su interior se encuentra el punto exacto en el que crucificaron a Jesús, el templete en el que yacen sus restos y la piedra en la que le dieron la extrema unción. Seas creyente o no, esta iglesia es un museo. Es sobrecogedor sentir la fe de las personas y ver el fervor que se vive allí.
Jesús estaba en caza y captura, ya que el Imperio Romano estaba tras él. Ir en contra del régimen era una misión suicida y Jesús había sobrepasado todas las líneas rojas. Probablemente, él tenía más seguidores que el propio Imperio Romano y por eso lo detuvieron, lo sentenciaron a muerte y lo crucificaron.
La crucifixión era la forma más habitual que tenían los romanos de advertir al pueblo. La próxima persona que se atreviera a contradecir al Imperio, acabaría de la misma forma. Para que toda la población lo viera, lo hacían sobre una colina bien visible. Y así fue como murió Jesús, crucificado en el Monte del Calvario.
La Vía Dolorosa de Jerusalén fue testigo de ello. Jesús tuvo que subir colina arriba cargando con la cruz hasta llegar al Monte del Calvario. Hoy en día la Vía Dolorosa es una parada obligatoria. En los lugares en los que paró Jesús para descansar, se encuentran las estaciones de penitencia. Gente caracterizada de Jesucristo, personas cargando con una cruz, grupos coreando canciones religiosas… la Vía Dolorosa hay que visitarla al menos una vez en la vida.
Recorrer las calles laberínticas del casco viejo de Jerusalén es dar un paseo por la historia. Hay que tener cuidado y seguir bien las indicaciones, ya que es muy fácil perderse. Dentro de las murallas se encuentran dos de los monumentos más emblemáticos del mundo: el Muro de las Lamentaciones y la Mezquita de la Cúpula Dorada.
Como veis, viajar a Tierra Santa es volar en el tiempo, un territorio enigmático en el que conviven miles de años de historia. ¿Y tú, te lo vas a perder?