La naturaleza te llama, pero ¿estás de verdad preparado para tu próxima aventura?
✍️ Abel Díaz Arbesú⎮Animales viajeros
¿Estás preparado para tu próxima aventura? Una pregunta genérica en cierto modo, lo sabemos. Así que empecemos definiendo aventura, porque hay muchos tipos de viaje.
La naturaleza te llama, pero ¿estás de verdad preparado para tu próxima aventura?
Comenzamos por los viajes más estándar, como puede ser visitar una de las grandes ciudades europeas. Recorrerlas, conocerlas y descubrir sus secretos requiere su tiempo. Y vivimos deprisa, esa es la realidad. Son viajes en los que la mayoría de viajeros nos convertimos en turistas en las colas y aglomeraciones. Pero es imposible pasar por Roma y no ver el Coliseo, es más, debería ser sancionable no hacerlo. Son viajes imprescindibles, divertidos.
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Pero queremos hablar aquí de otro tipo de viaje, uno que deja un sabor especial. Uno que no suele estar masificado y perdurará en tu memoria con un exquisito e inconfundible aroma aventurero. Hablamos de aquellos viajes en los que incluyes, en mayor o menor medida, alguna actividad física en contacto con la naturaleza. Un viaje para sentirse muy vivo…
Porque es sabido que la combinación de naturaleza y actividad física aportan satisfacción y bienestar, liberas hormonas que aportan felicidad y mejoran tu ánimo. Si esa actividad la rodeas de los lugares más increíbles del mundo, el resultado es muy impresionante. Desconectaras, formarás parte del viaje de forma activa y vivirás una experiencia que seguramente te saque una sonrisa cada vez que te acuerdes de ella.
Esa combinación de viaje y actividad física es adictiva una vez que la pruebas, pero ¿estás preparado para tu próxima aventura? Porque en estos viajes activos, hay una delgada línea entre el disfrute y el sufrimiento, y a veces se combinan de una manera extrañamente deliciosa.
A través de tres de nuestros viajes más activos, vamos a analizar la preparación física que fue necesaria y los errores que habría que evitar, alguno por experiencia propia. Viajes y deportes muy distintos, como verás, pero que implican una considerable actividad física: un trekking montañero, surf en una isla remota y una semana de ski alpino.
El ski alpino
Hemos perdido la cuenta de los viajes de ski que hemos hecho, pero no menos de 15 en Alpes, Pirineos, Sierra Nevada… Tenemos a mano varias estaciones de ski, pero por nuestros trabajos, solo podemos subir los fines de semana. No nos gustan masificaciones ni colas en la nieve, así que para nosotros, ir a esquiar es sinónimo de viaje, y de los que nos hacen ilusión.
Muchos viajes durante los años, con diferentes edades y estados físicos, nos han enseñado varias cosas. Cuando se está en los 20 la cosa es fantástica, especialmente si estás habituado a cualquier deporte. Tu cuerpo resiste y se recupera rápido, así que
lo suyo es esquiar todo el día y combinarlo con más o menos fiesta, según te guste entregarte a los placeres.
Si los 20 años han quedado atrás, disfrutar más o menos de un viaje de esquí depende en gran medida de ti. Si tu estado de forma es bajo, más que disfrutar vas a sufrir, salvo que esquíes un par de horas al día, que no es el objetivo. Lo sabes, si tu estado físico no es óptimo, las piernas empiezan a quemar muy pronto en la mañana, comienzan los fallos y la seguridad salta por los aires, aumentando el riesgo de caída y lesiones.
Lo mejor para preparar un viaje de esquí es esquiando habitualmente. Obvio. Si no es posible, algo común, deberías comenzar a preparar esas piernas con varias semanas de antelación. El músculo recuerda, así que el tiempo que tardes en ponerte en forma dependerá de lo habituado que estés a la actividad y tu estado de forma en ese momento.
Pero no va a ser cosa de 15 días, así que si quieres sacarle partido a tu viaje de esquí, no dejes para el final ejercitar tus piernas. Por nuestra experiencia con un par de meses, de entrenar varios días por semana, llegarás en una forma solvente.
Si no tienes muy claro cómo hacerlo, lo mejor es que te plantees ir con un entrenador personal durante los dos o tres meses anteriores al viaje. Te pondrá relativamente en forma y tu aprendes como se hace. Es una opción que recomendamos, la hemos probado y funciona.
A evitar
Fundamentalmente no excedas tu nivel y estado de forma. Si no has preparado bien el viaje y estás esquiando muy cansado, acondiciona la velocidad a la situación; no es mala idea parar a tomar algo y recuperar fuerzas.
El surf en la isla remota
Dos veces hemos estado en Maldivas y han sido dos viajes épicos. Allí esperan tremendas olas en un mar de agua cristalina a 28ºC que rebosa de fauna marina. Para muchos el surftrip soñado.
En nuestro primer contacto con Maldivas, combinamos unos días de snorkel con 10 días en una isla con ola privada, Lohis una especie de aquapark con una izquierda perfecta. El segundo viaje consistió en 10 días en un barco, única y exclusivamente a la caza de las mejores olas de los atolones Norte y Sur de Malé. Surf tres veces al día, surfeando varias olas diferentes (todas las derechas e izquierdas famosas del atolón Norte).
Para preparar un viaje de surf no queda otra, hay que estar muchas horas en el agua. Cuanto más, mejor. Solo así, tendrás un nivel físico aceptable y estarás confortable en las diferentes condiciones que te vas a encontrar. Ten en cuenta que, si no estás cómodo con el tamaño, una vez en el agua no es como el esquí que puedes elegir pista, aquí puedes hacerte daño.
Por otro lado, un viaje centrado en el surf, con digamos tres baños al día, es una actividad física exigente. Cuanto más en forma estés más vas a disfrutar, eso es seguro. Salvo que puedas surfear mucho, lo ideal es complementar tu dieta marina con algo de entrenamiento para aumentar fuerza y mejorar flexibilidad (si tienes dudas recuerda, un entrenador personal puede ayudar).
Preparamos los dos viajes entrando lo más posible al agua y combinando con ejercicios de remada. Lo de la flexibilidad, será para el tercero.
A evitar
Sé consciente de tu nivel de surf y dónde te estás metiendo, así progresarás de forma segura con las menores angustias. Por ejemplo, descarta ir a Maldivas si estás iniciándote en el surf: los fondos son de roca y coral y, además las olas no son aptas para principiantes.
Es importante ir en forma pero tampoco es bueno forzar más allá de lo razonable para tu cuerpo. Especialmente al final: yo fui con un hombro tocado a uno de esos viajes. Con el ligamento inflamado, tuve que parar varias semanas antes del viaje. Al llegar a Maldivas, nos tocaron los tres primeros días con mucha corriente y había que remar continuamente. A tres baños por día, se notó pronto la inactividad reciente, el reventón era de los buenos y las molestias en el hombro me dieron el viaje, aunque afortunadamente no me lo arruinaron. Ten más cabeza que yo y entrena fuerte pero sin exceder tus límites…
El trekking montañero
Para hacer un trekking necesitas tener determinados conocimientos montañeros, de orientación, y también de supervivencia. La buena noticia es que si no los tienes, siempre puedes contratar a un guía de media montaña que te solvente la papeleta. Es más, lo recomendamos encarecidamente si no eres un experto montañero. Otra cosa sería jugar a la ruleta con la montaña.
Un ejemplo perfecto son los anillos de Picos de Europa, que son unos trekkings de entre 3 y 10 días que recorren los tres macizos, uniendo sus refugios. Os aseguramos que Picos es un lugar fascinante y estos trekking son impresionantes. Montañas de menos de 3000 metros si, pero escarpadas como pocas y que guardan paisajes mayúsculos y canales con desniveles descabellados.
Así que tienes que estar preparado para los Picos de Europa, para disfrutarlos y no lamentar estar allí con los músculos rígidos recordándote para que te metiste en ese jardín. Y hay una mala noticia: no, no es suficiente con hacer un poco de senderismo por rutas facilitas para prepararse bien.
Picos es un terreno técnico, difícil de caminar, en el que enfrentarás abundantes y muy intensos desniveles. Así que lo primero es lo primero, nos preparamos bien haciendo rutas con bastante desnivel (en torno a 1.000 metros o más), evitando rutas con pistas y terreno fácil, en la medida de lo posible.
También nos viene bien hacer rutas en días seguidos, por ejemplo sábado y domingo. Poco a poco, el cuerpo se acostumbra al desnivel y al esfuerzo, lo que te permitirá disfrutar el trekking. Hicimos el anillo en julio y pasamos gran parte del invierno y la primavera haciendo rutas (solo los fines de semana). El resultado: llegamos como toros para nuestro nivel y gozamos los 5 días que estuvimos allí.
A evitar
Para prepararte no hagas rutas fáciles e intenta que sean con un desnivel y tipo de terreno similar al de tu próxima aventura (que no jardín).